Ya son casi 2000. Aún no llegamos al sexto mes, y la memoria externa está que echa humo. Cada vez que la visto, jugamos o damos un paseo, la cámara pasa a mis manos como por arte de magia y clic, clic, clic. Porque cada gesto cuenta.
Y claro llega un momento en el que te planteas ¿qué hago yo con tantas fotos? Porque aún antes, me refiero a hace 14 años, la foto analógica era lo que había. Carretes de 30 fotos que después de una excursión, varias cenas con amigos y un par de noches de marcha, iban destino tienda de revelado y terminaban pegadas en páginas de cartón, cubiertas con papel de seda o plastificado. Pero ahora… ahora son pasto de usb. Carpetas y carpetas que guardan las Navidades del 2001, el Crucero por el Mediterráneo, el Cumpleaños de Papá o el Verano del 2010. Y ahora con Teresa, más y más, mes a mes.
En fin que yo, que siempre he sido muy de organizar, con tanta producción fotográfica estoy que no doy abasto. Y ahí están, a merced de la tecnología. Yo sin tiempo para sentarme y por lo menos organizarlas, y con muchas ganas de poder hacer algo bonito con ellas.
Hay varias opciones, pero la del álbum digital es la más socorrida. Tengo una buena amiga, más previsora que yo, que desde que tuvo a su pequeño, cada 30 días hace recopilación y monta uno. Y la verdad es que me parece una idea buenísima. Yo ya debería tener 5 ocupando la estantería, y seguro que estarían desgastados de tanto mirarlos, porque ver fotos es otro de mis entretenimientos.
Por eso mi hermana que me conoce bastante bien, ha montado el primero de esos álbumes. El fondo es oscuro, y en sus páginas gruesas y brillantes, conviven con algo de texto emocional, desde la primera ecografía hasta fotografías de hace cosa de dos meses. Un gran regalo que me hace ver lo rápido que ha pasado el tiempo, que medio año no es nada, y que lo es todo cuando se trata de una nueva vida.
De cualquier manera, mi objetivo con esto de las fotografías de Teresa, es hacer una selección global, que al paso que voy podría ser de su primer año de vida, para así poder hacer un álbum de los de antes, de aquellos que junto con las fotos de rigor compartían página la pulsera del hospital, sus primeros patuquitos, la huella de su mano o la inscripción del día de su bautizo.
Por el momento yo seguiré clic que te clic, para que después ella, y también nosotros, podamos disfrutar viendo los capítulos pasados de nuestras vidas, que eso siempre conseguirá transportarnos a esos momentos que hicieron que nuestras vidas cambiaran de rumbo.
*Y como es el iPhone el que me acompaña a diario en esto de la fotografía, al Oops de hoy lo acompaña la foto de una funda que simula a una cámara clásica. Un capricho.