Después de cinco meses ya podemos hacer balance. Los cinco meses son los que lleva Teresa en la guardería. Y en todo este tiempo Jorge y yo hemos notado mucha evolución. Nuevos conocimientos, más comprensión y en consecuencia mucha más interacción.
La cabeza, la nariz, los ojos o la boca, ya los tiene perfectamente situados, en ella y en los demás. Los señala, no sin gestos, y con mucha fiesta por parte de quienes le preguntamos. Se levanta y se sienta según le decimos, y busca lo que necesita con cara final de “aquí está”.
Y todo esto sumado a los cuentos, las canciones y al par de mascotas a las que Teresa les tiene un especial cariño, y que nos dio María, su profesora, al comienzo de sus clases, nos hace pensar que en su guardería, además de ensañarle lo evidente, también la están ayudando a desarrollar otras muchas capacidades.
Lisa y Funny Bunny están en casa desde el principio en formato cartulina. Son las mascotas. La primera es una muñeca curiosa, con peto a cuadros y el pelo marrón recogido en dos coletas. Y la segunda, un divertido conejito con el que nuestra pequeña aprende inglés. Conceptos básicos y algunas canciones, pero sobre todo una, que le encanta: If you’re happy and you know it clap your hands, a la que siempre responde dando palmas, y con la que suele terminar creando situaciones de lo más divertidas.
Así que Lisa y Funny Bunny son como de la familia, los saludamos todas las mañanas al despertarnos, cantamos con ellos, les señalamos las partes de su cuerpo y los llenamos de besos. Y por la noche la misma operación, sólo que con un hasta mañana y un adiós con la mano.
Ellos la estimulan y ella aprende. ¿Se puede pedir más?