Nos pasamos media vida persiguiendo lo que nosotros queremos, pero ¿cuánto tiempo dedicas a proporcionar a otras personas lo que ellas quieren o a ayudarles a lograrlo?
A lo largo de mis sesiones de coaching y de formación, he encontrado a muchas personas que se mueven principalmente en los extremos, o bien solo se ocupan de lo que ellas quieren, sin mirar qué pueden necesitar los demás, o bien están en el lado opuesto, solo se preocupan de complacer a los demás, olvidándose de sus propios deseos y a veces incluso, de sus propias necesidades. En ambos casos está claro que se produce un desequilibrio.
El Universo tiende al equilibrio, la armonía es mayor cuando hay equilibrio, por ello es importante dedicar tiempo a ambas acciones. Yo personalmente recomiendo este orden: primero da y luego pide. Ya que bajo esta forma de proceder, se hayan distintos resortes psicológicos de comportamiento humano, que facilitan que todo fluya con menos fricción y más suavidad.
Si alguien te ayuda a lograr algo que deseas, y tras ello te pidiera que le ayudaras en algo, ¿te sentirías en deuda? ¿te sería incluso placentero sentir que puedes ayudar y devolver el favor? supongo que tu respuesta a ambas preguntas es un rotundo sí. Sin embargo, si lo planteáramos al contrario, alguien que no te ha ayudado en nada, te pide que le ayudes, ¿lo harías sin pensar? ¿lo pensarías? ¿cuánto placer estarías teniendo al ayudar? Es muy posible que ayudaras en cualquier caso, ya que además, una de las principales necesidades que tenemos los seres humanos es la de contribución, por lo que al ayudar, de algún modo también contribuyes a tu propio bienestar, ahora bien, está claro que las sensaciones de satisfacción y el tipo y nivel de las emociones implicadas, no es ni mucho menos el mismo. Como indicaba anteriormente, puede hacerse de muchas formas, pero el método de primero tú y luego yo, ayuda a que todo fluya adecuadamente.
Pido que no se malinterprete, que ahora se vaya buscando a alguien que queramos que nos ayude, y busquemos interesadamente en ayudarle. Ahora bien, sí puedes ayudar sinceramente, luego podrás pedir tú ayuda cuando la necesites, aunque no sea precisamente en ese momento. Es como tener un balance bancario, en la cuenta de favores, yo prefiero tener superávit, de forma que cuando menos lo espere y pueda necesitarlos, ahí tenga mis ahorros en forma de ayuda, frente a la alternativa de tener deuda acumulada de ayuda y que alguien te la reclame cuando menos lo esperas y menos disponibilidad tienes.
Hay quién lo llamará karma, yo lo llamo la ley del Universo, recibes lo que das.