Que bueno sería tener un día perfecto aunque ¿cómo seria un día perfecto para ti? ¿qué tiene que suceder para que lo consideres perfecto?
¿Tal vez uno en que todo salga como quieres? ¿has pensado alguna vez cuál es el máximo de cosas que pueden salir mal para que, aun así, sigas pensando que es un día perfecto?
Muchas veces predeterminamos en nuestra mente cómo ha de ser el día de hoy para que sea bueno, y en consecuencia sentirnos fantásticamente. Y ¿qué ocurre si las cosas no salen como esperábamos? que no nos sentimos tan bien, y si son muchas, nos llegamos a sentir incluso mal, cabreados, tristes o cualquier otra emoción negativa. Cuando tal vez simplemente hemos obtenido otro tipo de resultados, que no han de ser necesariamente malos, pero el que no fueran los esperados puede dejar en nosotros una pequeña semilla de frustración.
Si aceptamos lo que sucede, y vemos los resultados que vamos obteniendo como peldaños que nos acercan a nuestros objetivos finales, podremos sentir emociones positivas que nos proporcionen la energía para seguir adelante y aprovechar el conocimiento que da la experiencia para acortar el tiempo de logro de resultados deseados.
Diseñemos entonces un día para que si o si, sea perfecto. En primer termino aceptemos que posiblemente no podamos cambiar los acontecimientos que tengan lugar, pero que si que vamos a poder modificar cómo vivimos esos sucesos, y no solo eso, sino que además los vamos a ver con los ojos de quién busca una oportunidad para aprovecharlos de cara a obtener los resultados que deseas obtener para ese día. Si no vas a poder obtener los resultados deseados para ese día ¿qué puedes hacer para que lo que ese día hayas realizado o haya sucedido, te acerque más a tu objetivo?
Pensar en corto plazo puede llegar a frustrar cuando las cosas no salen como uno quiere, pero cuando piensas a medio largo plazo, tienes más perspectiva para poder aprovechar todo como algo que te acerque más y más a tus objetivos.