Muchas veces nos miramos al espejo, fácilmente al menos una vez diaria, pero ¿realmente nos vemos? porque mirar es seguro que nos miramos, pero pocas veces nos vemos de verdad.
Te invito a que si tienes un espejo cerca, lo cojas y te mires, o vayas a donde este el espejo y te pongas delante.
Observa tu rostro, mírate durante un minuto a los ojos, ¿qué te dicen? ¿cuántas cosas han visto? ¿de cuántas sonrisas se han enamorado?
Mírate los labios, ¿cuántas veces han hablado? ¿cuántas veces han dicho te quiero, te amo? ¿cuántas veces han estado sellados aunque hubieran deseado decir muchas cosas?
¿Tienes canas? ¿arrugas?, ¿cuántas cosas ha vivido ya tu piel? ¿cuántas veces se ha tornado morena para luego volver a su color natural? ¿cuántas gotas de agua y nieve la han acariciado?
Y tus oídos, míralos bien, acarícialos incluso, ¿cuántas melodías han oído? ¿cuánto silencio han disfrutado? ¿cuánto hacen que no oyen decirte a ti mismo: te quiero? díselo, ¿por qué no se lo regalas?
Te invito a que sigas observando todo tu cuerpo y hables con él, que recuerdes la inmensidad de experiencias que has vivido a través de él y gracias a él.