El ser humano es un animal de hábitos, y todos, yo el primero, tenemos una serie de costumbres que nos ayudan a realizar tareas de forma más fácil y mecánica, ahora bien, me gustaría que prestáramos atención a nuestras formas de pensar, porque también éstas suelen ser de índoles parecidas una y otra vez, ¿tienes la tendencia a pensar más en positivo o en negativo? Es importante ser sincero, ya que de otro modo no podremos progresar, y además, ésta sería otra buena pregunta ¿eres sincero habitualmente contigo o te justificas con frecuencia?
Bien, que nosotros tengamos tendencia a pensar en positivo o en negativo, respecto a cómo nos ven los demás, es como si nosotros, encima de nuestra cabeza lleváramos un nubarrón o un sol radiante, allá donde fuéramos, y como nos sucede a nosotros, les sucede a los demás, es decir, no nos suele gustar estar cerca, ni mucho ni poco tiempo, de aquellas personas que traen como compañero de viaje un nubarrón. Sin embargo, sí con las otras, incluso las buscamos, nos movemos y vamos en su búsqueda, ya que nos aportan una energía emocional positiva que deseamos, mientras que el caso contrario nos quita cualquier energía positiva que podamos tener.
Teniendo en cuenta que vivimos en sociedad, y que logramos más y mejores resultados cuando nos apoyamos en los talentos de otras personas, es importante darnos cuenta hasta qué punto esta forma de comportamiento mental nuestra, esta forma de sentir, nos está aportando beneficios o perjuicios, ya no solo de forma directa, que es evidente, sino incluso de forma indirecta, marcando el tipo y calidad de las relaciones que mantenemos con otras personas.
Existe un debate eterno de si es mejor ser pesimista o ser optimista, y también está quien dice que mejor ser realista, pero en cualquier caso hay una cosa clara en la que estarás de acuerdo conmigo, solo a los pesimistas les gusta rodearse de pesimistas. Y no fue un pesimista quien descubrió América, ni quien llego a la Luna, ni quien inventó el submarino, ni la penicilina, es decir, el pesimismo nos quita más de lo que nos da, mientras que el optimismo nos da más de lo que nos quita.
Creo que puestos a poder elegir, porque no lo olvidemos, podemos elegir, nuestra forma de pensar es elegida totalmente por nosotros, más allá de las influencias externas, la última palabra es nuestra, bien, pues puestos a elegir, parece que es mejor viajar con Sol que viajar con mal tiempo.
Recuérdalo cada vez que pase por tu cabeza algún mal temporal, al final la decisión es tuya.