No siempre las cosas salen bien, a veces no hay otra opción. Y entonces ¿Qué haces para cuidar de ti mismo? Si, si en esos casos especialmente, no te cuidas tu mismo, ¿Quién debería de hacerlo?
Necesitamos cuidarnos precisamente cuando peor van las cosas, cuando nos tropezamos, cuando estamos mal. Y una forma sencilla es mirando más allá del instante que vivimos, mirando más allá de lo malo que nos ocurre, hasta que encontramos lo bueno que tenemos en nuestra vida, y en ese momento, posiblemente lo mejor que podemos hacer es dar gracias, y no solo para dentro, dar gracias a las personas que queremos, con un abrazo, un email, una sonrisa, etc. pueden parecer pequeños gestos, pequeñas acciones, pero en verdad tienen un poder de cambio y transformación interior grande, especialmente cuando se hacen con frecuencia.
Por mal que estemos, tenemos cosas que agradecer y por las que sentirnos agradecidos, por pequeñas que sean estas. Es un comienzo para modificar nuestro estado emocional y construir desde ahí.
Miremos más allá del dolor, con ganas y sinceridad y eso nos liberará.