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Puedes engañarme a mí, pero a ti no te engañas

Las mentiras debilitan la vida. La verdad aunque sea dura, fortalece.

El mundo del engaño es muy burdo y sutil al mismo tiempo. En ocasiones nos auto engañamos a nosotros mismos, aunque otras personas se den cuenta de la verdad, en otras ocasiones intentamos engañar a otras personas, sin engañarnos a nosotros que sabemos la verdad. Y no hablo de grandes engaños necesariamente, también están los pequeños, esas pequeñas mentirijillas que parece que por su reducido tamaño carecen de importancia.
Imagina que fueras un ingeniero civil y arquitecto a la vez, y que tu misión es la construcción de puentes, y que en consecuencia, para construir los puentes más sólidos posibles, y que aguanten el paso del tiempo y las inclemencias del clima, no solo requieres de los cálculos más detallados, sino también de los mejores materiales.

Eres consciente que el puente será tan robusto, como lo sea el material más débil que lo componga, ¿verdad? Aunque solo sean cuatro tornillos de baja calidad en uno de los laterales del mismo, ellos con el paso del tiempo podrán debilitar la estructura, hasta el punto de que si no se arregla a tiempo puede provocar que se caiga entero. Y ambos sabemos, que siempre es más barato poner buenos tornillos en el momento de construcción del mismo, que ponerlos cuando ya está construido y en funcionamiento, con el riesgo de que cuando nos demos cuenta no sea demasiado tarde y haya que cambiar más partes del puente.

Nuestra vida, entre otras cosas, está compuesta por lo que nos decimos, y por lo que decimos a los demás. Por lo que creemos que es cierto y por lo que creemos que no. Por lo que nuestro entorno cree cierto y por lo que no cree que lo sea. Estos pensamientos y estas creencias, son los puentes que estamos constantemente construyendo a nuestro futuro. Y la calidad de los mismos, viene determinada por que sea cierto o falso lo que decimos y creemos, ya que esto determinará de un modo u otro nuestras acciones, y nuestras acciones son el origen de nuestros resultados.

En muchas ocasiones, se piensa que una pequeña mentira no tiene importancia, pero si ésta es repetida una y otra vez, al final, aun sabiendo que en origen era falsa, terminará por convertirse en cierta, al menos para nosotros, y como consecuencia determinará nuestros pensamientos y acciones.

Por eso te invito a que construyas tus puentes sobre la verdad, o al menos sobre lo que es cierto mientras no se demuestre lo contrario, y que vayas ajustando estas creencias constantemente, que no des nada por definitivo, pero siempre que tus palabras y tus creencias tengan los mejores componentes, porque la estabilidad y solidez de tu futuro está en juego.