Lo que ves del mundo, es consecuencia de quién eres tú. Sé que puede parecer una afirmación muy rotunda, e incluso equivocada, pero déjame que te muestre porque es así, y lo más importante, cómo puedes cambiar tu mundo y en consecuencia tu vida.
Incluso el acto más mezquino, no resulta tan mezquino generalmente a quien lo realiza, esto es así debido a que cada uno actuamos como entendemos que debemos actuar, y porque percibimos una respuesta del mundo, de nuestro entorno, o de las personas que nos rodean, que provoca (según nuestra interpretación) una reacción por nuestra parte.
Ahora bien, estarás de acuerdo conmigo, que dos personas no siempre reaccionan igual ante una misma situación, ya sea esta una persona pidiendo en la puerta de una iglesia, o un político que pide votos. Cada uno reacciona según sus creencias, lo que piensa que es correcto o incorrecto, lo que entiende que es mejor para su futuro o el de los demás, etc. por lo que en definitiva, percibimos el mundo de forma más hostil o amigable, según seamos nosotros.
Esto tiene una doble lectura, el mundo que vemos no es el mundo en sí, es un reflejo de quién somos nosotros. Y por otro lado, si cambiamos quién somos nosotros, si nos cambiamos a nosotros mismos, cambiaremos la forma en la que percibimos el mundo, nuestro entorno y el juicio acerca del comportamiento de otras personas.
Por lo que te invito a que quieras lo que quieras ver modificado en el exterior, primero lo modifiques en tu interior. Si quieres que el mundo mejore, entonces primero mejora tú. Si quieres que el mundo sea más próspero, primero encuentra una forma de prosperar tú.
Además, esto tiene un doble beneficio, una vez logrados esos cambios en ti, serás un modelo a seguir para otras personas, esto les facilitará saber qué y cómo cambiar a mejor, y entonces la verdadera transformación del mundo se producirá, y alguien vendrá y pensará que es la suerte o algo espontáneo, pero tú y yo sabemos que hay más.