Hay días que nos sentimos derrotados, días que parece que ya no podamos soportar más cambios, más carga sobre nuestros hombros.
Cada día, y en especial en esos días, te invito a que pienses que siempre que llovió, siempre paró, y que no hay tormenta que dure 100 años.
Antes tuvimos vientos que nos llevaron a esos lugares donde disfrutamos y donde vivimos felices, tal vez ahora tengas la sensación que ya nunca volverán esos días, que ya no habrá días así. Y bien sabes que eso no es cierto, si, esos días no volverán, y también es seguro que otros vendrán, que incluso pueden ser mejor, que nada aun está escrito.
Cuanto antes tomemos conciencia de que ya el viento no sopla en la dirección de antes, y que ahora hemos de ajustar las velas para poder llevarnos al futuro que deseamos, antes seremos impulsados por estos nuevos vientos.
¿Cuáles son tus velas? ¿cómo ajustarlas para aprovechar cualquier brisa por ligera que sea? Éstas son cuestiones que pueden marcar la diferencia que cambie tu vida para siempre, ¿encontraras tu las respuestas? ¿esperaras a que otros las encuentren? ¿dejarás las velas plegadas y ser llevado por la corriente a quién sabe qué lugar?
El mejor día para encontrar estas respuestas fue ayer, el segundo mejor día es hoy.