Todos somos líderes, si, aunque pueda sorprenderte esta afirmación es verdad es cierta, por el siguiente motivo, porque todos en algún momento de nuestra vida somos el referente para alguien, al menos para una persona durante un tiempo, y posiblemente para muchas personas durante más tiempo. Esto es parte del liderazgo, ser el referente, ser a quién miran para seguir sus pasos, y desde esta perspectiva, todos tenemos una responsabilidad, ser un buen referente, un buen modelo a seguir e imitar.
De algún modo somos responsables del ambiente que generamos a nuestro alrededor, en nuestra casa, en nuestro grupo de amigos, en nuestro departamento de empresa, allá donde estemos. Si los demás pueden influenciarnos con sus estados emocionales, es evidente que también nosotros tenemos la capacidad y posibilidad de influenciarles a ellos, por lo que si generamos sonrisas es nuestra decisión así como lo es el generar caras largas.
Sin darnos cuenta, día a día, estamos generando una cultura de caras largas a nuestro alrededor, o de sonrisas. La cultura no se genera con un solo acto, sino con la constancia de consistentes actos repetidos una y otra vez, hasta el punto de generar un “surco” en el inconsciente, como antiguamente se hacía en los discos de vinilo, de forma que cada vez que alguien te ve o se relaciona contigo, vuelve a sonar esa pista de ese disco, y los comportamientos son convertidos en hábitos que después son más costosos de cambiar, sobre todo si están arraigados en otras personas.
Por eso te invito a que desde hoy tu liderazgo sea precedido por una sonrisa, que nadie que se cruce contigo en el día de hoy o en los venideros, se vaya sin llevarse la mejor de tus sonrisas, ya sea tu interacción con esa persona de solo un cruce de miradas o de una larga y sesuda reunión, no importa, que el recuerdo que quede de ti sea una sonrisa. Esto en primer lugar te aportará un beneficio a ti ya que durante gran parte del día estarás sonriendo, con la relajación muscular facial que esto supone, además, al sonreír lo probable es que te devuelvan la sonrisa, con el beneficio anímico y visual que esto supone. Un ejercicio sencillo y tremendamente beneficioso.
Aunque se que ahora no puedes verme, te puedo asegurar que te estoy sonriendo, y espero que esto produzca en tu rostro la más bella de las sonrisas.