Tú como yo sabemos, que la basura se recoge en papeleras en casa para después tirarla en cubos a la calle, que también son tirados en contenedores más grandes, hasta que llega un momento, en que lo que es reciclable se recicla. Pero sin embargo, la basura emocional y mental, tenemos la costumbre y tendencia a quedárnosla dentro durante meses e incluso años, y lamentablemente en ocasiones toda una vida.
Todos hemos guardado en alguna ocasión un resentimiento, rabia o cualquier otro tipo de llamémoslo, basura emocional y mental, que lo único que hace con el paso del tiempo es pudrirse, y terminar perjudicándonos de la forma más sutil. ¿Por qué sutil? porque cuando esto ocurre, ni siquiera recordamos el origen de porqué estamos así, ni porqué nos sentimos con esas emociones, o porqué se dispara en nuestra cabeza ese diálogo que no hace más que meternos en una espiral emocional que nada nos ayuda, y sin embargo, sí nos perjudica.
En ocasiones pensamos que ya lo hemos superado (que hemos tirado esa basura al contenedor), cuando por circunstancias, no tenemos que enfrentarnos con la situación que nos provocó esa acumulación de pensamientos y emociones negativas, y no nos sentimos mal. Ahora bien, si se vuelve a dar esa situación o algo que nos lo recuerde, entonces esa “basura” vuelve a salir y nosotros volvemos a estar mal. Esto es así porque en verdad, estaba todo escondido debajo de la alfombra, y como cuando limpias la casa, en verdad la suciedad seguía ahí, que tú no lo veas no significa que no esté, solo que está escondida. Y puede llegar el día incluso, que olvidemos que lo dejamos ahí, debajo de la alfombra. Por eso lo mejor es proceder a sacarlo fuera, a tirarlo al cubo.
Muchas veces el camino más rápido y eficaz es hacerlo con ayuda de un profesional, un buen coach por ejemplo, puede ayudar en este aspecto. Y en cualquier caso siempre es importante terminar aprendiendo a sacar la basura uno mismo, de forma que en futuras ocasiones la saquemos mucho más rápido y eficazmente, en horas incluso.
Un camino muy eficiente es el de la aceptación y el perdón. Aceptar que lo sucedido ha sucedido, y que la otra persona involucrada (si la hay, y si no, nosotros mismos) hizo lo mejor que fue capaz, aunque esto nos haya perjudicado, y desde esta aceptación, perdonar lo sucedido. Recuerda que el perdón es un regalo que te haces a ti, no a la otra persona, el beneficio de perdonar es algo que ganas tú, porque te permite cerrar una etapa, cicatrizar heridas, y seguir adelante, con la mente y el corazón limpios.
Te invito a que hagas un repaso de qué cosas has podido esconder debajo de la alfombra y aún no has tirado, incluso si quieres, escribe una lista en un papel, y después ve trabajando una a una, no intentes limpiar tres habitaciones a la vez, ve una a una, y sabes como yo, que la casa la tendrás limpia mucho antes si lo haces así.
El placer que proporciona vivir en una casa limpia y ordenada, es comparable al placer que proporciona tener una mente y un corazón limpio y despejado de cosas inútiles.