Toda persona de éxito es el resultado de una combinación de ingredientes, que logra, bien combinados, llevarla a lo más alto. En cada caso puede ser distinto, aunque hay muchas que comparten elementos básicos de la fórmula. Aquí te traigo lo que ayudó o probablemente, posibilitó, que Tiger Woods llegara a ser un número uno como fue. De buscar, e incorporar estos ingredientes a tu vida, seguro que mínimo, mejoras tus resultados, y probablemente a un nivel que ni imaginas.
El primer elemento clave en este combinado de éxito, es que Tiger claramente nació con una habilidad natural para el golf. Muchas veces dedicamos cientos sino miles de horas a mejorar habilidades en las que claramente no sobresalimos, y con mucho esfuerzo y suerte, podremos llegar a destacar bastante, frente a los que nacieron con esa habilidad y además han aplicado esta fórmula que te estoy contando. Pero si esas miles de horas, las dedicáramos a un talento que nos fuera innato, ¿hasta dónde podríamos llegar en la excelencia de la práctica? Bien, pues Tiger, efectivamente, nació con un “algo” especial para el golf.
El segundo componente, fue que las personas que tenía cerca, sus padres, no solo le alentaron a desarrollar su destreza natural, sino que además hicieron de mentores, lo que supone un notable empuje, especialmente en los primeros años de iniciación, que las personas que más cerca tienes y a quien quieres, te empujen a que alcances tu máximo en algo que llevas dentro.
El tercer ingrediente fue que el señor Wood, no solo tenía el don, sino que además lo vivía con pasión, por lo que el dedicar cantidades ingentes de horas a entrenar, eran un sacrificio, pero menos que si no hubiera pasión de por medio. Y he dicho bien, un sacrificio, ya que jugar al golf durante 3 horas diarias, si te gusta, puede ser divertido, pero por mucho que te guste, practicar más de 8 horas diarias de cualquier actividad agota a cualquiera.
Y por último, el cuarto elemento, disciplina en el trabajo. Como te puedes imaginar, pasión sin disciplina no sirve de nada. Paco de Lucía dijo en una ocasión, que cualquiera puede ser el mejor guitarrista del mundo, si está dispuesto a practicar más de 10 horas al día, durante los próximos 30 años. Puede que tengas un talento, pero para ser el mejor es preciso entrenarlo y refinarlo constantemente. Puedes nacer siendo bueno, pero para ser el mejor, necesitas más que talento innato, necesitas técnica, práctica y constantemente mejorarte.
Ahora, imagina que en tu vida aplicas estos cuatro ingredientes, que encuentras eso para lo que tienes un talento brillante, que además contratas un mentor que te ayude a llegar más lejos de lo que crees poder alcanzar, y que por supuesto, añades toda la pasión y disciplina necesaria, ¿cuál sería el límite de tus posibles logros? ¿hasta dónde podrías llegar?
¿Por qué conformarse con menos cuando puedes lograr tu máximo potencial? ¿Por qué vivir una vida normal cuando puedes vivir una vida extraordinaria? ¿Cuándo vas a comenzar a llevar tu vida al éxito?