Nuestro mundo es lo que nuestros sentidos nos dicen que es y lo que nuestro cerebro interpreta de esta información. Si somos capaces de entrenar nuestros sentidos para percibir los matices que nuestro mundo tiene, estaremos enriqueciendo nuestra percepción del mundo.
Cierra los ojos, ¿Lo oyes? Hay un mundo de sonidos a tu alrededor, como si de una orquesta perfectamente dirigida todo suena en armonía, si no le prestamos atención podríamos decir que es ruido, pero si escuchamos detenidamente podemos percibir esa conversación al otro lado del despacho, o los niños gritar en el parque, o la sirena en la calle, etc. Cada sonido tiene su propia historia, cada sonido es un mundo dentro de otro, incluso si lo deseamos podríamos ver cada sonido como si fuera una emoción distinta. Te invito a que escuches detenidamente los sonidos de tu alrededor y que les pongas una expresión facial a cada uno, uno puede representar la sonrisa, otro un guiño de ojo, otro una cara triste, etc.
¿Por qué no elegir un momento del día para hacer este juego durante una semana? Elige distintos escenarios.
Después puedes hacerlo con los otros sentidos, por ejemplo la vista.