Me resulta sorprendente que prestamos una atención increíble, a los virus que tienen la capacidad de matarnos rápidamente, y no tanta a los que son más lentos. Que dedicamos una increíble cantidad de recursos, y no solo económicos, a aislar o curar dichos ataques víricos, y sin embargo prácticamente ignorar los otros.
El peor virus conocido por la humanidad es el pensamiento. Cumple con todas características propias de los virus biológicos o informáticos. Una idea o pensamiento es capaz de reproducirse, es capaz de penetrar en un ser vivo sano y contaminarlo hasta el punto de no dejarle funcionar de forma apropiada, y por supuesto, tiene la capacidad de destruir, incluso al propio sujeto contaminado.
Cuando estás escuchando hablar a alguien, te estás contagiando de sus ideas, unas las compartirás y otras no, el contagio se produce con las que sí recoges. Además, tenemos que darnos cuenta de que cuando se tratan de pensamientos negativos, su funcionamiento es incluso más el de un sistema de terrorismo en red, ya que un pensamiento negativo, es capaz de despertar pensamientos negativos durmientes en las mentes de otras personas, de forma que al final se generan más pensamientos negativos. Así mismo un pensamiento positivo, es capaz de estimular la generación de más pensamientos positivos, y despertar otros existentes.
La capacidad de propagación de los pensamientos negativos, es mayor que la de los positivos, por lo que el daño producido igualmente es tremendamente superior.
Somos responsables de los pensamientos que compartimos, somos responsables de si estimulamos los pensamientos negativos o los positivos en otras personas. Además, en función de los tipos de pensamientos que propagamos, estamos generando un entorno a nuestro alrededor muy distinto, un entorno que se nutrirá y retroalimentará de sus propias ideas, sean éstas buenas o malas, ayuden o perjudiquen, te lancen a lograr resultados, o te pongan barreras.
¿Qué tipo de pensamientos deseas compartir? ¿Los positivos o los negativos?