A veces ocurre, que hay personas que se dirigen a nosotros de forma ruda, bruscamente, y por ello nos sentimos mal, pensando “Pero ¿Yo qué le he hecho?”, probablemente nada, su comportamiento es consecuencia, con toda probabilidad de su estado emocional, que es muy posible que este provocado por otros acontecimientos en los que tú no has participado. Situación de estrés, presión laboral, tal vez una entrega de proyecto que se complica, o pagos de facturas en situaciones complicadas, o tan sencillo como una insatisfacción personal o profesional por algo, y aun más cuando esta es a nivel inconsciente (“se que estoy mal y no se por qué”), ya que suele conllevar un nivel de irritabilidad más alto.
Es importante tomar conciencia de que nada tenemos que ver, y en consecuencia no pasar a la postura defensiva, ya que no haría más que empeorar la situación. Es mejor comportarse como lo hace un surfista cuando le llega una ola que no es para él, la deja pasar sin más esfuerzo o gasto de energía.
Algo positivo que podemos hacer tal vez, sea ayudar a que esa persona tome conciencia de su estado, ya que muchas veces, aunque no lo parezca, no son totalmente conscientes de su comportamiento, pero eso si, jamás hacerlo al mismo nivel de lenguaje y brusquedad con la que ellos se puedan estar expresando en ese momento, sino con un tono y palabras que muestren la diferencia entre su comportamiento y otro más adecuado. Por supuesto nuestra labor como mucho se limita a mostrarles otra opción, ellos pueden escogerla o renegar de ella, incluso pueden negar que se estén comportando de tal forma. En cualquier caso está bien, hemos hecho lo que nos ha sido posible, dejemos que el tiempo lleve todo a su sitio, y sigamos buscando nuestra ola mientras dejamos pasar la que no es nuestra.
En cualquier caso, piensa que no es culpa tuya, que con toda probabilidad nada has tenido que ver, y que aun habiendo tenido alguna relación con su estado emocional, es su elección el tomárselo así, tu parte es la de dar el máximo y aceptar que no eres perfecto, y que también te equivocas, pero esto esta bien si aprendes y sigues adelante.
Las emociones en ocasiones nos las disparan acontecimientos externos, pero mantenerlas en nosotros es una decisión que tomamos, consciente o inconscientemente, pero una decisión a fin de cuentas.