El ser humano en su afán de comprender el mundo en el que vive, constantemente está observando, clasificando, separando, distinguiendo, etc. especies, familias de especies, montañas de ríos, razas, culturas, fronteras, y un sin fin de separaciones que en muchos casos lleva a una comparación del ego, donde se precisa que unos sean mejores que otros.
Si no fuera por esta comparativa constante que precisa que unos estén debajo, para que otros se sitúen encima, no sería un problema. Pero la realidad es tremendamente clara, solo hay que ver un noticiario para ver como estas palabras nos conducen más allá de la sabiduría perseguida inicialmente, nos llevan al dolor, al sufrimiento y al ocaso de una vida de oportunidades y felicidad.
Igualmente que hay sustancias que pueden ser utilizadas para hacerse daño o para curarse, por ejemplo, la marihuana es una de ellas, que cada vez tiene más aceptación como uso terapeútico, y en consecuencia se realiza un control y gestión legal de la misma, propongo que haya palabras que también se regule su uso, ya que cuando se usan para mostrar pasiones o raíces pueden ser maravillosas, pero cuando se emplean para dañar en nombre de las mismas, pueden convertirse en el arma más letal que el ser humano haya creado jamás.
Palabras como bandera, religión, frontera, raza, odio, límite, etc. son preciosas en esencia, y a su vez pueden ser cargadas con las más mortíferas balas para hacer daño y provocar sufrimiento sin piedad. Aunque en el fondo solo parezcan palabras, inocentes palabras.
Sé que mi propuesta es difícil de llevar a cabo a nivel gubernamental, pero sin embargo es muy fácil llevarla a buen puerto si lo hacemos persona a persona, individuo a individuo. Y cómo Gandhi dijo y nos mostró, comenzando por nosotros mismos en primer lugar.
Revisemos con qué tipo de cargadores cargamos nuestras frases, nuestras conversaciones. Verifiquemos que nuestras palabras tienen un fin positivo, de unión, no de desunión.
Enseñemos esto a los niños que tenemos a nuestro cargo, mostremos el poder que tiene la unión, y cómo las diferencias es riqueza desde la perspectiva adecuada.
Porque al fin de cuentas, todo es cuestión de perspectiva, por lo que te invito a que tomes aquella que te ayuda a llegar más lejos, con otras personas, no a pesar de ellas.
Otro mundo es posible, y podemos comenzar a construirlo con el poder de las palabras que utilizamos. Tienen un poder inimaginable.