El sonido del timbre la sacó de su ensueño; estaba en su pequeña terraza recostada en una tumbona pero en realidad lejos, tan lejos como sólo Kapuscinski con su Ébano podía llevarla … Se sorprendió al ver a su hermana y a su sobrina, ya sólo con media escayola alrededor de su pierna rota, frente a la puerta; no había tenido apenas tiempo de abrazarlas cuando anunciaron a coro: - ¡te llevamos de compras! –.
Miró a su hermana que sonreía con picardía escondiendo el rostro en su Telmo, mientras su indiscreta sobrina, de brazos casi encadenados por sus pulseras a las muletas, la empujaba hacia su cuarto - ¡cámbiate tía! ¡vamos a elegir modelazo para tu cita! – Sólo su hermana sabía de tal cita por eso, mientras se vestía, se recordó entre sonrisas que su hermana y ella ya no eran dos amigas sino tres ... y la tercera era una adolescente …
No había querido dar demasiada importancia a aquella cita, ni siquiera se permitía pensar en ella pues temía la inmensa e inagotable habilidad, que él parecía atesorar, para sorprenderla … y no siempre para bien. De ahí su disposición a dejarse arrastrar a la orgía de compras que le proponían, le atraía la idea de ser, por una vez, la sorprendente más que la sorprendida. Se perfumó con unas gotas de inmortalidad antes de ajustarse el reloj y las gafas; se colgó el Coach y se mostró así dispuesta a dejarse llevar ...
Cargaba ya sendas bolsas de Caramelo y Paco Gil, falda corta y zapato alto perfectamente combinados con unas estupendas Shaping de Calcedonia, cuando su sobrina sugirió una visita a La Perla - … por lo que pueda pasar … - añadió ante la perpleja mirada de su tía y la sorprendida sonrisa de su madre.
Se vio entonces transportada a los míticos años 20 al acariciar la sugerente lencería de La Perla, al glamour de estrellas de Hollywood que un día fueron princesas con Andrés Sardá, a un mundo exótico y sensual dibujado por las sexys propuestas de Simone Pérèle y no dejó de prestar también su atención a las líneas limpias de Calvin Klein que parecían encajar más con ella y, quizá, menos con la ocasión … Cerraron el tour de las compras con un Rouge d'Armani para sus labios ...
Mientras colocaba sus compras en el armario se sintió ilusionada de nuevo … como si se hubiese quedado con retazos de la emoción adolescente de su sobrina, como si volviera a creer que los sueños pueden ser tan ciertos como la propia realidad ... claro que entonces la realidad era que iban a verse de nuevo ... y que deseaba ese momento más de lo que hasta entonces se había atrevido a confesarse.
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