The Sunday Tale

Semanas

Hay semanas y semanas. Pero esas, las segundas, son las que te dibujan una sonrisa cuando llega el domingo y te das cuenta de que las has superado.

Sonreía abrazando su casancio infinito porque había llegado el domingo, el día que ponía punto y final a la semana y desde el que mirar atrás, del lunes en adelante, para hacer balance. Sonreía... porque sabía que aquel balance sería bello y sería útil.

El lunes llegó de la mano de la Binoche, que nos visitaba en un Morgan y nos invitaba a comer con Sergi Arola en Estambul; la tarde se puso guerrera porque las semanas nunca empiezan en paz, siempre anticipan las batallas que esconden y en esta incluso el lujo se nos puso en plan punk y en cueros.

El martes, sin ánimo ni intención de casarnos ni embarcarnos, lo celebramos con buen sabor de boca y caminando con destino a Bali porque sentimos ya la primavera cerca y el ánimo nos pide vacaciones de ensueño. Y si el lunes acababa en cueros, no lo hacía el martes más vestido porque la verdad es que al caer el día nos sobra incluso el peso del tejido no ansiamos más que sentirnos en nuestra piel.

El miércoles es el día de hacer cima, de ahí en adelante la semana tiende a ir rodada, cuesta abajo... claro que alcanza tales picos de velocidad que a veces el vértigo nos atenaza el ánimo; Bobby Mcferryn nos daba los buenos días y también Georgia May Jagger al volante de un Lamborghini; comimos a fuego lento y por la tarde nos pudo el arte en las camisas de Gianfranco Ferré y en los volantes de Saint Laurent; y al final, como tiende a sucedernos en esta vida loca nuestra, se nos fue el tiempo.

El tiempo nos llevó al jueves que comenzó entre risas, nos atrevimos incluso a llamar al enemigo con Gila dando a las guerras de cada día un aire fresco y, ya que estábamos en modo patrio, descansamos en una casona asturiana; hicimos sonar la música y vestimos Armani porque somos así de guapos... y también porque habíamos quedado para cenar en Retobar, las veladas del jueves no son para pasarlas en pijama.

El viernes fue un día grande porque es el día que tiende a convertir en urgencia todo aquello que lo es, que puede serlo, que cabe que lo sea y que lo será nuevamente el lunes; claro que lo vivimos con este estilo loff.it tan nuestro, comiendo magdalenas, rodando en tiburón rumbo a Jamaica... o en DS, el caso es rodar porque los viernes son para eso, para salir huyendo de la vida diaria sin mirar atrás y cantando por Fito...

Nos gustan los sábados. Tienen algo de relax y mucho de vida, de cosas pendientes y tiempo para mirarse a la cara; los sábados son para los niños y sus juegos, para comer casero y rico y para que suene Coldplay; viajes, teatro... y el tiempo que sigue, amenazante, su carrera hacia delante...

Claro que ahí delante está todavía el domingo, que nos protege del lunes y nos permite sonreír como sonreía ella aquella mañana al calor de su café sabiendo que la semana estaba hecha y fortaleciéndo el ánimo y el espíritu porque a su puerta llamaba ya un nuevo lunes...

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