La vida es un cuento que empieza en un érase una vez y un llanto, en respirar.
Su mente giraba al ritmo del mundo aquella mañana mientras huía de la actualidad dura y descarnada de aquel final de julio.
No sabes cuándo ni cómo la voz en off del narrador sellará tu cuento con un colorín colorado, y es que por extraño que parezca, tú no comienzas ni terminas tu cuento, tampoco sabes apenas nada de lo que puede llegar a ocurrir entre ese fin y ese principio, porque la vida es un conjunto caótico de causalidades y casualidades, algunas provocadas, incitadas, planeadas, bien pensadas, algunas incluso afortunadas y otras... no tanto.
Aquellas ideas solían rondar siempre su cabeza porque el traicionero 'y si...?' visitaba regularmente sus pensamientos poniendo en cuestión cada una de sus decisiones, eran sus inseguridades personales que llegaban a cuestionar lo incuestionable, solía conseguir mantenerlas encerradas en su particular caja de pandora pero, a veces, siempre por mediación de algún detonante inevitable, lograban huir y tocar su conciencia.
Eran las ocasiones en las que pensaba en lo absurdo de la duda entre una bailarina y un tacón, entre la playa o la piscina, cenar aquí o allí, una foto más, un bolso menos, la trascendencia de la elegancia, o el tiempo de un beso... y su dulzura. Eran sólo detalles de un momento o un hedonismo, volátiles e intrascendentes en el tiempo de una vida, de un cuento, de lo que acontece entre un érase una vez y un colorín colorado... Sólo detalles...
Claro que ella sabía bien que nada más que los detalles hacen vida, lo demás es puntual y a veces bello pero tan efímero como la propia vida; el recuerdo de un te quiero y un regalo, de un beso y una velada para dos, de una mirada luminosa, unos labios encendidos, de un día y de una noche, de una mano tendida al suelo cuando, ante el girar infinito del mundo, diste con tus huesos en él... la huella de un consejo, el abrazo más intenso y un capricho concedido; son detalles, sólo detalles... son los detalles.
Su iphone comenzó a cantar y bailar... -¿en qué piensas?- preguntó él al otro lado de la calle y la tecnología... ella sonreía al verlo de lejos, pensando en lo absurdo de aquella llamada, en lo innecesario del detalle, en lo bello... -en vivir- respondió devolviéndole una sonrisa al tiempo que echaba el iphone al bolso y sus pies a caminar hacia él...
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