The Sunday Tale

Pinta en verde

Alguien tiene que poner luz sobre las cosas buenas, hacer que se vea el mundo en toda su belleza y no sólo en su horror.

Aunque nadie podría imaginarlo viendo su cromáticamente discreto vestuario, adoraba el color y los colores por eso que el verde fuera el color del año le había alegrado la vida, el armario, el joyero e incluso el zapatero porque el verde era su color -como lo había sido el rojo, el naranja, el azul...- pensó él, pero no se atrevió a verbalizar tales pensamientos y la dejó seguir a vueltas con su año verde...

-Vigoroso, vivo, joven... así es el verde- comentaba ella hablando más consigo misma que con él, mientras colocaba su nuevo anillo en un rincón prominente de su cajita de joyas -esa es la actitud: naturalidad, fuerza y alegría, ya está bien de tanto miedo y de tan poco bueno- continuaba su disertación mientras él movía la cabeza afirmativamente un tanto distraído con sus nuevos altavoces -además- continuó elevando un poco el tono para atraer su atención -es un color que une al mundo en lo bueno- él la miró sorprendido -ah... ¿sí?- acertó a decir mirando de reojo al periódico abandonado sobre el sofá y sin acabar de entender cómo iba un color a arreglar tantos desaguisados...

-¡Por supuesto!- exclamó y se lanzó a detallar los verdes buenos -el verde es para los ecologistas y los vegetarianos, es el color del Islam, el de Osiris y el renacer de la naturaleza para los egipcios, también el de la invencible diosa Durga en la India... es el color de la esperanza, es un color límpido ¡positivo! en verde suben las acciones, se cruzan las calles...- antes de que ella prosiguiera su disertación de verdes positivos, envolviéndose a un tiempo en prendas de ese color, él se atrevió al fin a interrumpirla, aun estando su armario también lleno de verdes... -verde de envidia, verde camuflaje, chistes verdes, piensa en verde...-

Ella lo miró con fingida ofensa... -te recuerdo, querido- añadió acariciando su serpentil colgante y engolando la voz como si fuese la mismísima Cruella de Ville -que éste es, además del año del verde, el de la serpiente-. Él sonrió con fingido temor y le ofreció una cerveza con un aperitivo de jamón sobre pan con aceite para calmar su supuesta ira.

-En todo caso- confesó haciendo chocar sus cervezas -brindo por tu año verde, alguien tiene que poner luz sobre las cosas buenas, hacer que se vea el mundo en toda su belleza y no sólo en su horror y si basta pintarlo de verde... ¡pintémoslo!-.

-¡Pinta en verde! un buen lema para un buen año... nada de 'suerte' 'que vaya bien'...-. Se miraron con el deseo más honesto y más profundo de pintar en verde la vida del otro, de no dejar de sumar siempre risas, siempre vida, siempre bueno...

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