Se sentó en el suelo, en medio de lo que quizá algún día sería el salón, rodeada de cajas, recién mudada a una casa sin vestir. Era uno de esos momentos de gritar y llorar, de esos de parar el mundo y bajarse... de no ver luz ni futuro, tampoco el fin de los quehaceres... Flirteando así estaba con la desesperación cuando se fijó en un par de cajas del fondo, junto a la ventana... Eran de él.
Se acercó y comprobó que se veían viejas y ajadas no por el trajín de la mudanza sino por los muchos años de vida encajada en su cartón, al ver que no tenían ya el precinto, se rindió a la tentación de hurgar en ellas y descubrir qué tesoros ocultaban... Él, el tipo del siempre adelante, el que no daba jamás un paso atrás, el que viaja y vive con poco más que una mochila a sus espaldas, guardaba su vida en cajas de cartón.
Escuchó el tintineo de las llaves en la puerta y se sintió una voyeur descubierta en su pecado; él sonrió al verla y en dos pasos se acomodó a su lado... tanto como podía uno acomodarse sobre un suelo regado de cajas; - no imaginaba que guardaras todo ésto - susurró ella conteniendo en sus palabras el punto de emoción que aquellos recuerdos conservados habían logrado arrancarle; - ¿qué pensabas? - preguntó él un poco a ella, otro poco al aire - Vivo la vida, niña, no la pierdo ni la tiro... algún día, estos libros, estas notas y libretas serán mi memoria - ella no dijo nada, sabía que él recordaba a su abuelo, un tipo a cuyo patrón lo habían cortado a él, que comenzó un día a perder la memoria hasta perderse a sí mismo en ella... y se fue, cada día un poco, permaneciendo impasible y perenne en su sillón para no regresar más.
Tomó su mano apenas nada, lo suficiente para traerlo de vuelta al hoy y a la vida dejando los recuerdos atrás, encajados... sonrió de nuevo... - veamos - abrió del todo las cajas tímidamente descuebiertas por ella y acarició su contenido recordando sus historias, compartiéndose con ella... el reloj de su abuelo y su continuo discurrir al compás del tiempo, Luces de Bohemia, una edición antigüa gastada y vieja de tanto ir y venir sus hojas, dedicada... un LP herrante, que vagara de plato en plato hasta ganarse el derecho de ser parte de los recuerdos imperdibles porque ayer, hoy y siempre ♫ quiero verte danzar, un bote de crema que conservaba el aroma de un recuerdo, cuentos de Andersen y el beso de buenas noches de cada noche... - oh! - exclamó ella entre risas sacando un par de chanclas, él se encogió de hombros - te las dejaste - y pasaron a la siguiente caja... una botella se whisky vacía, un par de entradas de una exposición, una tarjeta de un hotel en Portugal, una camiseta vivida, tan querida como gastada...
- Es una lástima guardar estas cosas en una caja, en un desván... - dijo ella - lo era - respondió el levantándose de un salto del suelo y tendiéndole su mano a un tiempo para que ella hiciera lo mismo; - lo que hay en estas cajas... es mi vida, son mis recuerdos, soy yo y... bueno... creo que no me había instalado nunca en ningún lugar... hasta ahora, hasta hoy -.
El calló, y ella no encontró las palabras para aquel momento, quizá porque no existían, quizá porque hay momentos que trascienden a las palabras, momentos de silencios compartidos en la profunda comprensión del sentir propio y ajeno.
Life Looks Good
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