Entró en casa corriendo y resoplando como si en lugar de un ser humano caminando sobre dos patas hubiera entrado el vendaval que soplaba por las calles, el portazo que vino después no hizo sino asimilar más su presencia a la de un viento fuerte; calzaba botas de agua sobre sus vaqueros empapados y un chubasquero abrochado hasta el cuello con la capucha calada hasta la mitad de la frente. Metió el paraguas en el paraguero que había en el hall y entró en el salón como alma que lleva el diablo, dejó caer la mochila al suelo, se quitó el chubasquero y sólo entonces miró hacia el sofá y rezongó un 'hola' al que su padre respondió con un ligero gesto de cabeza sobre la cabecera del periódico que estaba leyendo, su hermana pequeña en cambio pegó un bote sobre la alfombra gritando -¡hola!-.
-¿Hace frío, hija?- preguntó su padre -no- respondió ella dejando al buen hombre un poco extrañado, sabía que su hija destestaba el frío por encima de todos los tiempos pero si no hacía todavía demasiado... ella adivinó sus pensamientos y comenzó a lamentarse amarga y altivamente -¡llueve!- gritó -¿has visto como llueve? ¡en todas las direcciones! me atrevería a jurar que llueve del suelo al cielo también- su hermana pequeña la miraba asombrada e intrigada ¿sería verdad que las nubes podían llover desde el suelo? -será que hace viento- comentó su padre con tono conciliador aunque tomando la precaución de esconderse tras el periódico antes de que su hija pudiera responder -viento- sonrió ella irónicamente -¡viento huracanado querrás decir!- se quedó pensativa por un momento y comentó a viva voz aunque como si hablara más consigo misma que con su padre y su hermana -¿quién dedujo que hibernan los osos pero los seres humanos no? ¿a quién se le ocurrió que la hibernación no es para nosotros? ¿fue Darwin? ¿o algún ilustre científico posterior al de la teoría de la evolución? porque igual se equivocaba eh! lo siento claramente en mi cuerpo y hasta en mi cabeza ¡no estamos hechos para ésto! claro que habrá de demostrar esta teoría... la hibernación humana... por amor de dios ¡si es evidente! ¡no es humano tener que salir a la calle envueltos hasta los dientes ni armados con chubasqueros, paraguas, botas y hasta pasamontañas! el invierno no es invierno... ¡es un infierno! no necesitamos semanas de 35 horas ni 4 días laborables ¡necesitamos años de nueve meses!- caminaba ya hacia la puerta para ir a cambiarse a su habitación ante los ojos perplejos de su sobrina y la sonrisa condescendiente de su padre cuando se dio la vuelta sobre sus talones y añadió -o de siete meses-.
La niña que estaba sentada sobre la alfombra tratando de montar un puzzle de 1000 piezas miró a su padre con ojos inquisitivos, el meneó ligeramente la cabeza y le dijo -no te preocupes, sólo le molesta el mal tiempo, se le pasará...- la niña sonrió entonces y preguntó -¿cuándo?- su padre sopesó la respuesta apenas un segundo -cuando se pase el invierno, claro-.