Caminaba con paso incierto sobre el suelo adoquinado, temiendo pisar en falso y rendirse a él de un único y certero golpe; no veía un palmo más allá de sí misma, las voces y ruidos se confundían y perdían antes que hubieran llegado a ser inteligibles para ella... salvo los pasos, el monótono y continuo tintineo de sus tacones sobre el suelo, y un paso discreto, sigiloso, tranquilo, largo, de alpargata y a su lado... Era la bruma, la niebla y el temprano anochecer inglés, era su mente revuelta y vuelta del revés, confusa, inquieta, incómoda... Era, quizá, la vida.
Se libró al fin del frío abrazo de la humedad y se hizo la luz... se vio rodea de gentes extrañas, miradas amables y sonrisas perfectas que parecían más complementos de un look cuidadosamente estudiado que humanas... parecían gentes de atrezzo; él tomó su mano tan solo un segundo y colocó sobre su cabeza el sombrero de copa, hizo una leve y sutil reverencia a modo de despedida antes de alejarse hacia la puerta, hacia el mini... y ella se quedó allí, en aquel lugar perfecto lleno de gente perfecta, en aquel decorado de casa victoriana y regio gusto inglés.
Entonces algo pareció cambiar... sentía como atraía todas las miradas, veía como las sonrisas se iban suavizando y torciendo los gestos, como las manos que la saludaban antes enguantadas en blanco lucían ahora en negro caviar... incluso su taza junto a la tetera imperial había desaparecido, quedaba tan solo la bandeja... negra; en las fuentes de patatitas y caviar las primeras parecían desaparecer según discurría el tiempo.
Los hombres en elegancia y chaqué comenzaban a acercarse a ella, las mujeres permanecían un paso más atrás sin dejar de observarla, el ambiente se ensombrecía por momentos y la luz temblaba como si naciese del fuego más que de las enormes luminarias que colgaban del techo... Se sentía al borde del llanto y del grito, incapaz de dar un paso atrás ni adelante... y entonces se dio cuenta de que aun caminando todos hacia ella, nadie se acercaba lo suficiente para tocarla... los rostros se difuminaban a su alrededor, parecían perderse...
La despertó un beso suave y largo dejado sobre sus labios... se había dormido en el sofá, con el suave ronroneo de la música en sus oídos... no dijo nada, sólo sonrió y fue a darse un relajante baño antes de afrontar la cena de gala de esa misma noche pensando en los sueños, las casualidades, las intuiciones, y los contrastes, el bien y el mal, el yin y el yan, el blanco y el negro... los aromas del baño, la crema y el perfume comenzaban a relajar sus sentidos, a enterrar el sueño en el olvido, a dejarla respirar...
La puerta se abrió de un golpe y tras ella pasó él... sombrero de copa en mano; ella bajó la mirada al suelo para descubrir las alpargatas de paso largo... - ¿crees en los sueños? - le preguntó convenciéndose de que antes de soñarlas y antes de descubrirlas en los pies de él las había visto en algún momento, en algún lugar... - sólo si puedo cumplirlos - fue su respuesta...
Abandonó la calidez del baño obviando su propia desnudez y la mirada perpleja de él - en ningún momento ni de ningún modo se te ocurra ponerme jamás esa cosa en la cabeza - le advirtió... él continuaba instalado en expresiva perplejidad - ¿por qué?! - su respuesta zanjó cualquier discusión... - ¡por si acaso! -
Life Looks Good
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