Abrió la ventana para que entrase el frío e intentar así helar la tristeza que sentía; dejó sonar la música elevando su volumen porque aquella melodía y aquella voz le acariciaban el alma.
Sadness is resting
on my blue soul.
Se preparó un café y se acomodó en el sofá entre fotos, recortes y otros recuerdos; souvenirs de una vida que era ya imposible; quería guardarlos sin apenas mirar, cerrar aquella pequeña caja y esconderla al fondo del armario para volver a a ella sólo cuando doliese ya menos, cuando la tristeza se hubiera despojado de la angustia.
The longing and tears of love
are covering all.
Y es que cuando las despedidas eran para siempre y lo eran a destiempo, el dolor era profundo y se clavaba en lo más hondo de uno mismo arrancando entre lágrimas un grito...
I’m calling you
Can you hear my call?
Era una llamada sin respuesta porque la respuesta era ya imposible por siempre jamás... hasta que de repente y sin saber bien cómo llegaba a ocurrir, ésta se hacia evidente a sus ojos y a su vida; y sólo porque la vida es siempre bella en su fondo, incluso cuando un su forma se desdibuja y hiere, sólo por eso entre las lágrimas se colaba una sonrisa.
I’m missing you.
Miró de frente y a la cara a esa sensación tan íntima, la de sentir la ausencia sin volverse loco y comenzó a hablarle porque sabía que sería una compañera para el resto de su vida y cuanto antes se entendieran antes la vida volvería a ser bella también en su forma...
Volvió a su música, la que se había llevado a casa tras un delicioso concierto un jueves por la noche, la de una niña guapa de voz profunda y envolvente, de canciones bellas y sentidas como aquel calling you que ELE cantaba a su abuelo ausente...