The Sunday Tale

Amar

Érase una vez un niño de ojos grandes y curiosidad infinita que preguntó... 'mamá ¿qué es amar?'.

-¡Pero bueno!- respondió la mamá ante los ojos protestones del papá y el par de hermanitos del pequeño -¿cómo es posible que no sepas qué es amar?- el niño pegó un bote en el sofá y gritó -¡si lo sé! pero no se explicarlo... y lo ha preguntado la profe...-.

El salón se inundó de sonrisas tras comprender la incapacidad del pequeño para explicar con palabras el significado de una palabra tan grande, entonces la mamá propuso... -veamos... ¿y si explicamos entre todos a este ratoncito curioso qué es amar?- los mellizos comenzaron a corretear por la alfombra mientras la mayor entre los más pequeños trataba de poner orden.

-¡Amar es dar besos!- gritó uno de los mellizos -¡y abrazos!- completó el otro en perfecta coordinación con su igual; la mayor de los hermanos logró hacerse oír por fin a pesar de la fiebre que no acababa de remitir debido a una infección de garganta -¡amar es cuidar!- los pequeños seguían riendo y dando voces pero parecían no encontrar más significados para la palabra amar...

Entonces el papá se levantó del sofá y tomó la mano de la mamá diciendo -amar es bailar- -¡y cantar!- completó la pequeña entre fiebres y toses -¡amar es reír!- dijo la mamá dando pie a que el papá completara -¡y hacer reír!- a partir de aquel instante, y con la desordenada colaboración de todos, la palabra amar se fue haciendo más y más grande...

-Amar es ayudar, tender la mano y sonreir; amar es preguntar primero y escuchar, amar es decir lo bueno y lo malo, es dibujar corazones en el aire y soplar pompas de jabón; amar es aplaudir y animar, es alegrarse y dolerse con el otro, es tender puentes y hacer caminos, es construir...-.

La creatividad amatoria parecía entonces tomarse una tregua cuando los mellizos vieron a la mamá dando a su hermana mayor una nueva cucharada de su medicina... -¡amar es un jarabe de fresa!- -claro- sonrió el papá -y es magia también ¿no creéis?- les preguntó a los mellizos que lo miraron tratando de ver la magia en el amar... -¡pues claro!- dijo el más ocurrente de la pareja de iguales -das un beso y ¡tachán! ¡desaparece!- las risas tomaron de nuevo el salón... -¡pero no desaparece!- protestó la enferma del día -se cuela dentro- añadió tocándose el pecho a la altura del corazón.

Cuando los padres lograron hacerse fuertes e imponer su mandato, los pequeños, con la enferma a la cabeza, ocuparon cada uno su cama; era la hora de los cuentos tranquilos, la hora de los sueños que anticipan sueños... la hora de dormir.

Los mellizos parecieron desmayarse mientras la mayor de los pequeños dominaba sus últimas toses y lograba conciliar el sueño; la madre se acercó entonces al más pequeño y curioso de la familia y le preguntó -bueno ¿eres ya capaz de decir qué es amar?- el niño la miró y se encogió de hombros con gesto dudoso antes de afirmar... -sí, amar es vivir ¿verdad, mamá?.

Y colorín colorado este cuento se ha empezado.

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