Domiengo, 1 de enero. La vida empieza hoy. Y empieza en un cuento, con un cuento, como un cuento...
Érase una vez un día en el que nacía un año, un pequeño bebé llorón al que todos miraban arrebatados preguntándose qué sorpresas les depararía y algunos incluso atreviéndose a soñar no con lo podría traerles, o no, el año, sino con lo que ellos podrían hacer en él. El pequeño bebé, de nombre 2017, miraba los rostros que se acercaban a él sabiendo que eran las mismas caras que miraban, tan solo unas horas antes, a su predecesor; ¿qué haréis de mi? se preguntaba... porque en realidad él llegaba con una única intención, la de pasar como pasaran antes sus predecesores y como lo harían los años que llegaran después.
Como si quiesiera responder a su pregunta, a su alrededor revoloteaba la mentira dipuesta a hacerse hueco en el nuevo año, también la envidia con las mismas intenciones pérfidas que siempre había tenido; todavía estaba junto a él la Navidad, aunque sabía que se marcharía pronto, le tranquilizó ver a la libertad y a la razón acercarse con intención de hacer de él su momento a pesar de que le hubiera dado un buen puntapié a don no y a un stop grande y gordo que se había plantado a los pies de su cuna.
La visión y el talento habían llegado a un acuerdo y se acercaban a modo de sorpresa, dispuestos a construir un año a la medida de sus deseos, mantendrían el rumbo en la tempestad, no cejarían en su lucha por más duro que fuese el momento y harían del éxito su destino al ritmo de la buena música.
Allí estaba la incertidumbre, la suya, ante tantas dudas como despertaban en él todos los rostros que lo miraban buscando en él las respuestas cuando no guardaba ni una dentro de sus días, no era su destino construir ni destruir nada, sólo pasar y algunas de aquellas caras demostraban no entenderlo, no saber que el tiempo no hace ni deshace nada, que eran ellos, con sus manos y sus ideas, los que debían responder sus propias preguntas. Afortunadamente no faltó a la cita la curiosidad ni tampoco una sonrisa... ni el compromiso, que ejercía de faro luminoso entre el caos del año nuevo.
+
En The Sunday Tale la vida se escribe en tantos cuentos como domingos tiene un año, cuentos que giran alrededor de una idea, un concepto, una palabra... cada cuento una palabra; y en el primer cuento de 2017 hemos querido tachar las palabras feas que se hicieron hueco en 2016 y resaltar las que nos hicieron felices conjurando así el fin del lado oscuro del pasado año y trayendo con nosotros su rostro más amable para comenzar 2017 con las mejores intenciones.
Feliz año nuevo y felices nuevas intenciones... ¡y acciones!.
+
Nota del autor: no conviene esperar mucho ni poco de un año, nada en realidad, lo único que trae es tiempo, ni más ni menos de 12 meses, 52 semanas, 365 días... Lo que ocurra en ese tiempo dependerá, en gran medida, de lo que hagamos y dejemos de hacer.