En un mundo gobernado por el consumismo y la tecnología, ¿qué lugar ocupa la poesía? -pregunta Pedro Ramos. Y lo hace empuñando una inofensiva pistola… El público parece desconcertado, pero recupera la calma un instante después porque, a pesar de todo, en el País de los Méritos la poesía ocupa un lugar privilegiado y el arma que Pedro sostiene es una simple pistola láser para leer códigos de barras.
Así empieza el recital de Elpaísdelosméritos, un libro-espectáculo, una lectura audiovisual donde la palabra convive en perfecta armonía con la imagen y la música. Porque en ese país tan peculiar los medios tecnológicos lejos de constituir una amenaza para la poesía, se convierten en sus grandes aliados, en una fantástica oportunidad y lo que nació como un libro es hoy un recital poético donde letras e imagen forman un todo inseparable, una atractiva experiencia multicisplinar que ha conseguido cambiar las reglas del juego.
Pedro Ramos –el autor–, aunque ha sido conserje, relaciones públicas, reponedor, dependiente, geólogo, botones, diseñador gráfico y publicista, dinamizador y periodista cultural entre otros oficios, siempre tuvo muy claro que lo suyo era escribir; escribir a su manera, lo que le sale, lo que anida en su interior, lo que siente… Y con un Pilot rojo. Pues para él escribir es un impulso, una nota apuntada en una servilleta o “en las hojas de un cuaderno salpicadas”, un “papel llenándose de tinta, palabras con formas de frase…” Y es que Pedro, además de la poesía, ama los “Lugares comunes”, le fascina la “Lujuria de los parques llenos de aire” y “El sonido de una voz”. Un día le dice adiós a Marlon Brando o a Antonio Vega, al siguiente amanece con “La Maga” y echa un poco de menos a Elpaísdelayer y el tiempo del “bolígrafo que al deslizarse sobre el papel se bebía la tinta”, mientras tanto "Madrid sigue creciendo".
Pedro no teme al futuro ni a los medios tecnológicos ni a Internet, por eso nos ofrece su libro en PDF, gratis sí, en Elpaísdelosméritos. Y en papel –porque tampoco teme al pasado y sabe que los románticos también existimos–, en una bonita edición limitada, firmada y numerada del 1 al 500. Y, por supuesto, su magnífico recital porque Pedro, además, es narrador (recita y habla entre paréntesis).
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