El 10 de enero de 1929, un jovencísimo reportero belga publicaba en Le Petit Vingtième su primer reportaje acerca de las nuevas políticas soviéticas tras la revolución rusa. Efectivamente, se trata de Tintín, el héroe del cómic que Georges Remi, Hergé, iba a convertir en el corresponsal más famoso del mundo. Titulada Tintín en el país de los soviets (Tintin au pays des Soviets, en francés) fue la primera gran aventura de una serie de veinticuatro protagonizada por el inmortal periodista Tintín y su perro Milú. La trama transcurre en el Moscú de Iosif Stalin y fue en principio concebida como un arma de propaganda antimarxista por encargo del abate Norbert Wallez, entonces director del diario conservador Le XXe Siècle y jefe de Hergé.
Durante los cuatro meses siguientes —a razón de historia por semana—, el joven ilustrador belga casi fue improvisando el periplo de Tintín en un país desconocido y sometido a las trampas urdidas por el agente de la policía secreta soviética encargado de sabotear su misión. Claro que nada impidió al pequeño Tintín infiltrarse en el ejército ruso e ir descubriendo (y contando) los secretos de los bolcheviques. En septiembre de 1930, la aventura moscovita fue refundida en forma de libro, convirtiéndose en el despegue internacional tanto del dibujante como de su protagonista.
Hoy, 11 de enero de 2017, un día después del 88 aniversario del álbum (y unos meses antes de las celebraciones del centenario de la Revolución Soviética), la editorial Casterman y Moulinsart SA —la empresa belga que ostenta los derechos de explotación comercial de la obra de Hergé— lanzan la primera versión coloreada de aquella primera tira de Tintín.
La edición en color ha sido realizada por Michel Bareau y Nadège Rombaux y como anunciaba Moulinsart el pasado mes de septiembre, mejora la legibilidad de la historia, la claridad de los dibujos y sorprende por su modernidad, como si se tratara de un nuevo disco. Toda una obra de arte para cuya transformación ha sido preciso recuperar las planchas originales de la historieta, pulir los defectos de impresión y dotar a la vieja tirada monocroma de un coloreado acorde con la época en que fue dibujada.