Emparentada literariamente con el Conde de Lautréamont y André Breton, amiga de Cortázar y Octavio Paz, artista, escritora… Alejandra Pizarnik vivió rápido, murió joven y nos dejó una obra tensa, inquietante, angustiosa a veces, pero bella. Bellísima. Cargada de simbolismos y marcada por su fascinación por la muerte, el surrealismo, la nostalgia, el silencio, el dolor, la infancia perdida.
En efecto, la vida y la obra de la escritora argentina parecen transcurrir siempre al borde del abismo, rozando la transgresión, tanteando el milagro, acariciando el suicidio. Insegura de su vocación (inseguridad que le acompaña a lo largo de toda su existencia), Alejandra coquetea con el periodismo y la filosofía ingresando en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, aunque poco después decide que su lugar se encuentra en la Escuela de Periodismo de la calle Libertad. Finalmente son las letras (y la pintura) las que terminan por conquistarla, pese a todas sus dudas.
Si el escribir fuera lo mío no estaría siempre con esta inseguridad de que lo principal de cada uno es indecible —escribe el 25 de julio de 1965—. Ni siquiera separaría lo principal de lo accesorio. Me limitaría a escribir.
La condesa sangrienta (1971) es una de sus últimas obras, y una de las pocas en prosa, que versa sobre la vida de la condesa Erzsébet Báthory, personaje siniestro donde los haya, medio vampiresa, medio mujer fatal. Cuenta la leyenda que la hermosa condesa, allá en su castillo de los Cárpatos fue la responsable de la muerte de seiscientas cincuenta jóvenes en cuya sangre se bañaba para alejar a cualquier precio la vejez. A partir de estos hechos Alejandra Pizarnik construye una especie de reino subterráneo —el de la espeluznante aristócrata—, repleto de rituales, magia negra, torturas y sadismo. Y aunque la autora se centra sobre todo en la belleza convulsa del personaje logra crear, con su personal lenguaje literario, un ensayo-poema-novela complicado, un retrato oscuro, perturbador sobre la perversión y la locura.
Rescatada en 2009, la editorial Libros del Zorro Rojo nos ofrece una versión exquisita de la obra, bellamente ilustrada —en negro y rojo— por el también argentino Santiago Caruso quien con enorme maestría traduce en imágenes toda la potencia literaria y el simbolismo de Pizarnik.
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Título: La Condesa Sangrienta
Autora: Alejandra Pizarnik
Ilustrado por Santiago Caruso
18 x 26,5 cm; 60 pp. Cartoné con sobrecubierta
Colección: Serie Illustrata
ISBN-10: 8492412135
ISBN-13: 978-8492412136
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