Reina Roja. Juan Gómez Jurado.
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Reina Roja, lo último de Juan Gómez-Jurado que quita el aliento

Juan Gómez-Jurado zarandea de nuevo el mundo del negro español con Reina Roja y Antonia Scott. Una trama adictiva, una personalidad escandalosamente poderosa.

El último libro de Juan Gómez-Jurado comienza con un breve pasaje de Alicia en el País de las Maravillas. Teniendo en cuenta el título, Reina roja, no resulta insólita la cita. Es más, puede dar una pista de la clase de sujetos que nos vamos encontrar entre sus quinientas y pico páginas. Pero ni siquiera la “interrupción” previa a la mención carrolliana, nos acerca remotamente a la enigmática personalidad de Antonia Scott.

¿Quién diablos es Antonia Scott?

Aparte de la mujer más inteligente del mundo —“la persona más inteligente del mundo”, asegura el autor—, es un ser muy especial. No es policía ni criminalista ni una investigadora al uso. Vive atrincherada en un ático de Lavapiés, donde rechaza visitas y cualquier clase de contacto con la humanidad. Ella flotaba en la cabeza del escritor desde hacía mucho tiempo, quizá por ello haya parido una criatura tan redonda, tan irritante y cautivadora al tiempo.

Aunque es Antonia quien lleva la voz cantante en toda la trama, a Juan Gómez-Jurado le hacía falta un personaje mucho más tangible. Alguien aparentemente común que, además, fuera capaz de resucitar el temperamento enterrado de Scott. Jon Gutiérrez es un buen tipo. Ya lo veréis. A causa de cierto traspiés profesional, el inspector de policía, acusado de corrupción y suspendido de empleo y sueldo, se ve obligado a aceptar el reto de un desconocido (Mentor). Por eso se traslada de Bilbao a Madrid. Total, no tiene nada que perder. Aunque igual sí, la paciencia, en el intento de arrancar a Antonia —esa “chalada disfuncional”— de su retiro.

Mientras, el tiempo azuza, implacable como siempre en las tramas de Gómez-Jurado. En Reina Roja casi ahogando. Y es que "los criminales se mueven más rápido, sin dar cuentas a nadie".  Si no corres, alguien muere. El ritmo, la intensidad, la tensión, la velocidad que ni siquiera las analepsis consiguen reducir, se apodera de una novela llena de referencias cinematográficas y televisivas, mezcladas con la lírica de Sabina y el aroma a Madrid. También hay cloacas —reales y metafóricas—, poder, paradojas morales, escenas marginales, alteregos magistrales, sarcasmo, un psicópata asesino, además de personajes muy reconocibles de la España acaudalada de hoy. La potencia de los capítulos viene acentuada por su brevedad. No hay tregua que valga.

Y luego está la alquimia que impregna cada página. Detalles casi esotéricos que, cuando caes en ellos, te sacuden como un látigo. Parecen fruto del azar. Pero la casualidad no existe en las letras del escritor madrileño. Ese pasaje citado al principio, en el que la Reina Roja le dice a Alicia que hay que correr para permanecer quietos es una de las muchas alegorías que encontramos en la obra. Palabras mágicas de idiomas complejos cuya traducción requiere un paisaje. Y el misterio de los nombres femeninos. Además de Antonia, otras dos mujeres hinchan la trama de energía psíquica: Carla y Sandra. No puedo decir quiénes son porque reventaría la historia. Sólo apuntar que ambos personajes tienen algo en común: dos aes en su nombre, como Alicia, como Antonia. Y algunos ases en la manga.

Que igual la presión de la atmósfera o las turbulencias del viaje en el avión, donde me zampé el libro de un trago, me volvieron majara. Pero ahora, repasando en diagonal algunos de los pormenores que, además de la trama suculenta, me provocaron escalofríos, creo que he dejado escapar más de una sutileza. Eso sí, estoy casi convencida de que Antonia Scott volverá otra vez. Por favor. Que yo quiero saber qué pasó con Marcos. Y la abuela, que es mi ídola.

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Autor: Juan Gómez-Jurado. Título: Reina Roja. Ediciones B. ISBN: 9788466664424

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