Era afroamericana, de origen humilde. Huérfana de padre desde muy pequeña, creció junto a su abuela mientras la madre limpiaba casas para salir adelante. Fue testigo, desde su infancia, de los desequilibrios de poder entre negros y blancos, del esfuerzo por sobrevivir y de las desigualdades de clase, género o raza. Octavia E. Butler nació en Pasadena (California) el 22 de junio de 1947. Se crio en un ambiente multirracial, modesto, religioso y algo estricto. No obstante estudió en el Pasadena Community College y, gracias a una beca se incorporó al Screenwriter’s Guild Open Door Program. En el Clarion Science Writers’ Workshop asistió a clase con el maestro de ciencia ficción Harlan Ellison.
La primera vez que oí hablar de ella fue también la primera que escuché el término “afrofuturismo”. Al poco descubrí que semejante palabro alude a la costumbre de la escritora de apoderarse de relatos futuristas para adaptarlos a la realidad afroamericana en la que vivió. Fue ella la pionera de esta nueva estética literaria basada en la cultura africana cuyo legado han preservado autoras como Nora Keita Jemisin —su más fiel sucesora— o Nnedi Okorafor.
La niña Junie (así la llamaban en casa) no era muy sociable, no tenía hermanos y se aburría bastante. Sólo su exuberante imaginación y los libros viejos que tiraban los dueños de las casas en las que trabajaba su madre le aliviaban del tedio de cada día. Pronto se aficionó a la ciencia ficción a través de las revistas de su época —Amazing, Fantasy and Science Fiction o Galaxy—, constatando que todos los personajes eran blancos. Así que, con tan sólo doce años, se propuso cambiar las cosas. ¿Cómo? Escribiendo mejor todas esas historias. Ni las dificultades sociales y económicas ni las contundentes afirmaciones de su tía (“los negros no son escritores”) le apartaron del camino literario.
Obviamente, no le resultó fácil. Tuvo que esperar hasta 1979 para recoger los primeros frutos de su precoz carrera. Kindred (Parentesco en español, traducido Amelia Pérez de Villar y publicado por Capitán Swing en 2018) le abrió definitivamente las puertas de un jardín literario que comenzó a cultivar a los 12 años. Fue entonces cuando escribió su primer relato inspirado en una película, La diabólica chica de Marte, que le estaba pareciendo espantosa. En ese momento, apagó la televisión y reescribió la historia. No sólo la de la niña marciana, también la suya.
Aunque su primera publicación Crossover tuvo lugar diez años después. En 1971, mientras sobrevivía a base de trabajos precarios y le robaba horas al sueño para escribir, logró publicar el relato que narraba la historia de una mujer que aborrecía su trabajo en una fábrica y sólo pensaba en cómo suicidarse. Siempre bajo el paraguas de su experiencia personal y su idea inamovible de (re)inventar la ciencia ficción negra, Butler inició con Patternmaster una serie dedicada a la inmortalidad en la que también explora la dinámica del poder. Un elemento —el poder— recurrente en su lenguaje literario que aborda desde sus inicios. “Empecé a escribir sobre el poder porque tenía muy poco”, dijo una vez Octavia E. Butler. Lo cuenta Gerry Canavan —crítico literario y profesor de literatura contemporánea estadounidense en la Marquette University de Milwaukee— en la extensa biografía sobre la escritora californiana.
En Lilith's Brood o la trilogía de Xenogenesis entra a saco en universo extraterrestre, la manipulación genética y los viajes al futuro, que perfecciona con maestría en otra trilogía inacabada: Parable.
Una vez más, Capitán Swing recupera la primera de las novelas integrantes de esta serie, La parábola del sembrador. Traducida al español por Silvia Moreno Parrado y prologada por Gloria Steinem, la obra se ambienta el 2020. En ese año horrible, California se transforma en un territorio hostil, asediado por la crisis económica y la escasez de agua a causa del cambio climático. Con ciertos tintes orwellianos y como apunta Steinem en la introducción, se trata de “una aterradora novela distópica escrita en el pasado que ya ha comenzado a hacerse realidad”.
Al igual que Orwell fabula con el año 1984, Butler lo hace con el 2020 sin imaginar —murió en 2006, a los 58 años, en extrañas circunstancias— que el turbio futuro llegaría en forma de pandemia. La parábola del sembrador es una obra visionaria escrita como una especie de diario en el que la protagonista narra el nacimiento de una nueva religión llamada la “semilla terrestre”. Lauren Oya Olamina, es una adolescente afroamericana que vive en uno de los pocos barrios seguros en el sur de California. A sus 15 años, la joven desarrolla el superpoder de una empatía exacerbada que le lleva a alzar la voz en defensa de sus seres queridos. Lo que comienza como una lucha por la supervivencia pronto conduce al nacimiento de una nueva fe y a una sorprendente visión del destino.
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Introducción de Gloria Steinem. Traducción de Silvia Moreno Parrado. ISBN: 978-84-122817-8-1 (libro). 9788412324235 (eBook).
Ganadora MacArthur Genius Grant y libro destacado del New York Times: “Una fascinante exploración de cómo las crisis pueden alimentar nuevos movimientos religiosos e ideológicos”.