Periodismo
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Seis libros sobre periodismo que todo periodista debería leer

Periodismo literario, periodismo narrativo, reportajes novelados, literatura periodística. ¿Qué tienen en común periodismo y literatura?

Periodismo literario, periodismo narrativo, reportajes novelados, literatura periodística, el periodismo como género literario. Las diferencias, semejanzas, contradicciones y afinidades entre la literatura y el periodismo han sido objeto de polémica desde que, en siglo XVIII, comenzaron a esbozarse los primeros noticieros periódicos.

A favor y en contra de esta extraña relación conyugal se han derramado ríos de tinta. Y en ello seguimos. Sin embargo, al margen de teorizar al respecto, es innegable que cuando García Márquez y Rodolfo Walsh publicaron sus primeros e inmensos textos de no ficción, Relato de un náufrago y Operación masacre, la reconciliación entre la pareja supuso un hecho no sólo recomendable, sino tremendamente enriquecedor.

Porque no da igual contar una historia de cualquier manera. Aunque sea real, tremebunda o poco glamurosa. Porque no da igual narrar cómo un incendio se propagó por todo el edificio en pocos minutos que escribir, como Juan Villoro, sobre "las lenguas amarillas que salían por las ventanas".

Escribe Leila Guerriero en su libro Zona de obras que el periodismo narrativo se construye sobre el arte de mirar. ¿Y después? Organizar un material de dimensiones monstruosas para lograr un texto que fluya, que entretenga, que sea eficaz, que tenga climas, silencios, datos duros, equilibrio de voces. Y esa labor requiere una arquitectura tan compleja como la de una buena novela o un cuento magistral que sólo se consigue leyendo a los demás. Exprimiendo los textos de escritores-periodistas-poetas que a su vez exprimieron los textos de otros escritores-periodistas-poetas.

Eso hizo ella con Gay Talese y Tom Wolfe, los padres del llamado Nuevo periodismo, que no hicieron más que recuperar el buen periodismo (exquisito, diría yo), la crónica como género. Es decir, exprimir los textos de escritores-periodistas-poetas que a su vez exprimieron los textos de otros escritores-periodistas-poetas. Como hizo Martín Caparrós, el gran cronista que es hoy, con la prosa seca y brutal de su maestro Rodolfo Walsh. Como hicieron Oriana Fallaci, Vázquez Montalbán o Tomás Eloy Martínez.

Es decir, construir historias reales sobre una base fundamental: la escena que sucede ante tus propios ojos. Beberse a morro las letras ajenas para, una vez digeridas, ponerles tu propia voz. Leer, siempre leer. Novelas, cómics, reportajes, cuentos, artículos, crónicas… Porque es nuestra obligación recuperar, mantener el periodismo brillante, imitar la mirada incesante de los grandes cronistas de ayer y de hoy, el genio, el tono, la tensión de los periodistas narrativos que enriquecen la profesión. Y enorgullecerse de ello.