La luna triangular. Rafael Martínez
Read&Blues

La luna triangular: la idea era preparar a la humanidad para lo que se le venía encima

'La luna triangular' es una novela sorprendente y turbadora por las reflexiones acerca del destino, la vida, la muerte, el tránsito hacia lo desconocido.

¿Qué harías si, después de morir, tuvieras la oportunidad de volver para contar lo que has visto? Con estas diecisiete palabras podríamos aproximarnos a la trama de La luna triangular, pero nos quedaríamos en un bosquejo. Unas pinceladas demasiado escuetas (y rudimentarias) acerca de los enigmas que nos aguardan al otro lado de la portada de esta novela recién publicada por la editorial La Rueca, que firma Rafael Martínez Serrano.

Rafael Martínez (Madrid, 1968) es un escritor novel que acaba de estrenar libro, La luna triangular, una novela sorprendente por su argumento y turbadora por las reflexiones acerca del destino, la vida, la muerte, el tránsito hacia lo desconocido. Si encasillar una obra contemporánea en un género concreto carece de sentido, en este caso resulta una labor estéril. En ella encontramos capítulos propios de la novela romántica, otros de la novela histórica. También hay crímenes y suspense policial, hechos probados y ficción pura. No falta la emoción y el desarraigo, la culpa y la redención, la lucha y ¿el sometimiento?

La luna triangular tiene un buen arranque (uno de sus puntos fuertes, por cierto). Una excelente puesta en escena que, sin embargo, no hace sospechar lo que ocurrirá a lo largo de sus 343 páginas —incluido un epílogo de lo más revelador— ni el elenco de personajes que desfilarán por ellas. Sí nos muestra el escenario (Madrid) en el que sucede lo mundano. Porque el otro, el del más allá, el del destino del que nadie logra escaquearse llega después. Y ahí reside el quid de la intriga. Bueno, una parte únicamente. Porque intriga hay mucha.

Primero tenemos a un desconocido que se planta ante un periodista madrileño de reconocido prestigio para contarle una historia rocambolesca, no porque lo sea, sino porque no la puede contar. ¿Cómo? Así es. Pero él, el rarito, que sabe mucho de egos y sensibilidades humanas, tiene muy claro qué cuerda va a despertar la ya marcada ambición de Saúl Márquez. Y éste, el articulista, no tarda en dejarse embriagar por la locuacidad de Samuel Vega. A ellos se suma César, el solitario seductor, cuya vida transcurre sobre el filo de lo inconfesable.

Luego está María, una niña esclava que crece bajo la brutalidad de sus patrones en una plantación de la Cuba decimonónica. ¿Cómo encaja la biografía de esa preciosa criatura en el conglomerado delirante del Madrid de los noventa o las pesquisas infructuosas de un prometedor inspector de policía del siglo XXI, abrumado por la culpa y las presiones de sus superiores? Pues lo hace porque, aparte de su prosa fluida y amena, el autor destaca por la extraordinaria capacidad de urdir una trama donde las vidas aparentemente inconexas de sus protagonistas se revelan como una amalgama indestructible.

No hay detalle al azar ni pista inocente. Cada experiencia, cada gesto, cada acontecimiento responde a un objetivo inquietante en el que unas enigmáticas piedras verdes poseen el poder de destruir o conservar las bondades (y/o las ruindades) de la humanidad. Como cada personaje. Que no sólo los principales reciben un trato individualizado y lejos de los estereotipos. Hay secundarios fascinantes que tienen mucho que decir (y dicen) sobre ese universo incierto que cada cual imagina según sus creencias o descreencias.

Lector severo y temprano, Rafael Martínez Serrano escuchó desde muy joven la llamada las letras. De hecho, asegura, conserva de miles de páginas que aún no han visto la luz. Reparte la vida entre su familia, su empresa de marketing, su faceta de formador y la literatura. Con esta primera novela abre su mundo literario a todo aquel que quiera compartirlo.

+

El próximo 25 de marzo (viernes) a las 19:00h., Rafael Martínez presenta La luna triangular en el auditorio del Centro cultural Peñalba en Collado Villalba.
Calle Doctor José María Poveda nº 5.
Aforo limitado.