Joël Dicker vuelve a los Hamptons.
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Joël Dicker vuelve a los Hamptons

Joël Dicker regresa a la escena literaria con "La desaparición de Stephanie Mailer". Una trepidante novela de apariencia policíaca tan adictiva como toda su obra.

No había cumplido los treinta cuando se convirtió en superventas y poco después en el ganador del Premio Goncourt des lycéens en 2012. Todo fue a causa de La verdad sobre el caso Harry Quebert, la primera novela de Jöel Dicker (en España se publicó en 2013). Le llovieron los elogios y las comparaciones. Algunos lo consideraron el nuevo Stieg Larsson, otros lo asimilaron a Capote y a Nabokov. Hubo incluso quien lo relacionó con ¿Philip Roth?, en fin…

Menos mal que todo aquello no logró demoler su carácter apacible, su conversación educada, su empeño por ganarse un puesto en la literatura contemporánea a base de esfuerzo, no de éxitos efímeros (o no tan efímeros). Nadie consiguió romper la frescura de su sonrisa ni su sentido del humor. Vamos, que las ventas y los premios no se le subieron a la cabeza. Tampoco el siguiente de sus éxitos, El libro de los Baltimore. Si el propio autor dijo que no fue la secuela del primero, no se lo vamos a negar, aunque en ella regrese Marcus Goldman con una fuerza inusitada, una personalidad mucho más madura que ha de enfrentarse a una saga familiar y revelaciones íntimas.

El escenario, los Hamptons, también se repite en ambas novelas y a él vuelve en la recién publicada La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara, traducción de María Teresa Gallego y Amaya García). Como su prosa sencilla, su empeño por no describir en exceso —prefiere desatar la imaginación del lector—, los saltos temporales, los falsos culpables y sus tramas complejas, absolutamente adictivas. Las novelas de Jöel Dicker se devoran casi del tirón. En este caso se supera a sí mismo.

La noche del 30 de julio de 1994, la apacible población de Orphea, en la región de los Hamptons, asiste a la gran apertura del festival de teatro. Pero el alcalde se retrasa... Mientras tanto, un hombre recorre las calles vacías buscando a su mujer, hasta hallar su cadáver ante la casa del alcalde. Dentro, toda la familia ha sido asesinada. Veinte años después, durante la ceremonia de despedida a los policías que resolvieron el caso, la periodista Stephanie Mailer afirma que se equivocaron de asesino a pesar de tener la prueba ante sus ojos. Además, afirma, puede demostrarlo. Pocos días después desparece.

A partir de ese momento, los hechos se desencadenan en picado. Igual que la capacidad de Dicker para escarbar en los entresijos del alma humana, los secretos, la adrenalina, las mentiras y otras vulgaridades inconfesables. En la urdimbre en que se desarrolla este nuevo relato de más de seiscientas páginas se mezclan también la corrupción y las miserias del poder, el machismo, las desigualdades, las envidias y el lado oscuro de las redes sociales. Y no, no aparece Marcus Goldman. Ni se le espera.

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