Guillermo Arriaga es mexicano —nació en Ciudad de México en 1958—. Es también escritor, productor y director de cine. Ambas trayectorias, literaria y cinematográfica comenzaron casi al tiempo aunque la primera con algo de ventaja. Sus primeros textos se remontan a la década de los 80. Ya se intuía en ellos la tendencia a las tramas cruzadas, las escenas ásperas, la violencia, el perdón. Ingredientes que se ratificaron como esenciales en toda su obra posterior: Escuadrón Guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994), El búfalo de la noche (1999) y El Salvaje (2016).
Jurado del Premio Alfaguara de Novela 2020 ha considerado precisamente ese intenso cocido de violencia, muerte y redención a la hora de otorgar el galardón al mexicano Arriaga por su libro Salvar el fuego, “una novela polifónica que narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles”.
En efecto, el autor recurre una vez más a un conglomerado de tramas entrelazadas y saltos en el tiempo para desmenuzar la imagen de dos Méxicos opuestos, separados por una barrera de desigualdades hoy por hoy insalvable. La novela se sirve de las diferencias sociales de los protagonistas para retratar las contradicciones del país, también de la propia naturaleza humana.
El libro comienza con un manifiesto demoledor escrito por José Cuauhtémoc Huiztlic, condenado a cincuenta años de prisión por homicidio múltiple: “Este país se divide en dos, en los que tienen miedo y en los que tienen rabia”.
Arriaga, que vive y siente como un cazador (eso afirma). Creció en la Unidad Modelo de Iztapalapa, en la capital mexicana. No era un barrio conflictivo, pero sí estaba lindando con otra zona bastante más problemática. Él y su hermana Patricia se educaron en colegios privados y bilingües. No obstante, su instinto le empujaba a buscar la calle pendenciera, compleja. En una pelea brutal de esas callejeras en las que participaba de vez en cuando, perdió el sentido del olfato. Esto no le apartó de los ambientes de barrio duro. Al contrario, es quizá la semilla de donde brotan sus novelas. Es su experiencia vital la que alimenta sus historias.
Comenzó a sentir la picazón de las letras cuando era niño, se encontraba más cómodo expresándose desde la ficción. Y eso hizo, escribir como un cazador. Su discurso fragmentado le ha valido el calificativo de “padre de la polifonía literaria contemporánea”.
Editada por Alfaguara, Salvar el fuego llegará a las librerías el próximo mes de marzo, cuatro años después de El salvaje y 20 de la anterior, El búfalo de la noche. La historia se desarrolla en dos ambientes en principio irreconciliables. Marina, una mujer casada, con tres hijos, con una vida familiar resuelta, coreógrafa de cierto prestigio, se ve involucrada en un amorío improbable con un hombre impensable, adelanta la editorial.