Un maestro del blanco y negro, el enfant terrible del Nueva York de los setenta, la oveja descarriada de su ultra-católica familia, un genio, un provocador… Y según Patti Smith —amiga, cómplice, musa y modelo del fotógrafo, no necesariamente por ese orden—, Mapplethorpe era el hijo del surrealismo, de la magia negra y del "pop art".
Y el caso es que él no se consideraba un “fotógrafo profesional”. En absoluto. Que su pasión era la pintura, el dibujo, el cine, la escultura… Eso sí. Lo tuvo claro desde muy joven. Desde que empezó a estudiar en el Pratt Instutite de Brooklyn, donde experimentaba con la imagen y el collage llegando incluso a publicar alguna de sus obras en diferentes medios de comunicación. Aunque en aquella época Robert Mapplethorpe utilizaba imágenes de artistas como Warhol —que arrancaba de libros y revistas— para crear sus propios trabajos, ya mostraba la importancia que para él tenía la fuerza de la imagen. Fue en 1970 cuando nació el fotógrafo. Cuando, Polaroid en mano —sí Polaroid. Y prestada, además—, se entregó con pasión al “selfie” y al retrato. Al de Patti Smith con quien compartía apartamento en Clinton Hill.
Después vino todo lo demás: una cámara decente, más desnudos y retratos, las flores, los bodegones, el erotismo y la estética bondage. El blanco y negro, el contraste, la precisión, la búsqueda de la perfección. Las exposiciones, los escándalos, la censura —en 1989, la Corcoran Gallery se negó a albergar la exposición The perfect moment por su alto contenido sexual—, las polémicas, los desafíos, el sida.
Su búsqueda constante de la belleza, el equilibrio y la perfección de la forma, su pasión por los estándares clásicos a los que desafiaba con insistencia, su tratamiento de los desnudos fotográficos como auténticas esculturas de luz, su empeño por desposeer a la imagen de cualquier filtro entre la idea y la obra final, su técnica, sus grandes formatos, su irreverencia. Todo ello, en fin, han hecho de Robert Mapplethorpe uno de los fotógrafos más célebres y controvertidos del mundo del arte contemporáneo.
Muchos han escrito sobre su técnica y su vida: periodistas, expertos y comisarios de arte; la escritora Patricia Morrisroe nos descubrió su biografía y Patti Smith, en dos emotivos libros, también nos desveló confidencias, aventuras, deseos y frustraciones. y finalmente, Judith Benhamou-Huet. Periodista, crítica de arte y comisaria de la muestra Mapplethorpe-Rodin que acoge el museo Rodin de París (al mismo que tiempo que la espectacular retrospectiva del Grand Palais), acaba de publicar una nueva biografía del artista titulada En la vida en blanco y negro de Robert Mapplethorpe (Grasset), donde recoge testimonios de amistades, amantes, comisarios, galeristas y coleccionistas, todos ellos personajes clave en la vida de Mapplethorpe.
Un imprescindible para conocer a fondo la obra y la leyenda de este fascinante fotógrafo.
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Título original: Dans la vie noire et blanche de Robert Mapplethorpe
Autora: Judith Benhamou-Huet
Formato: 20,5 x 13 mm
Número de páginas: 216
ISBN / EAN: 9782246805069
Ediciones Grasset