Nació marqués. Se crio en el seno de una familia aristocrática florentina cuya estirpe se vincula a los Medici y Catalina la Grande. Emilio Pucci de Barsento, tan sobrio como imaginativo, nació en Nápoles el 29 de noviembre de 1914. Su infancia y juventud transcurrió lujosa y plácidamente entre el palacio Pucci de Florencia, los Alpes suizos y la isla de Capri.
Viajaba constantemente, practicaba deporte (llegó a formar parte del equipo italiano de esquí en los Juegos de Invierno de 1932), su vida transcurría sin preocupaciones incluso mientras estudiaba en la Universidad de Milán y, después, en las de Georgia y Oregón. Se doctoró en Ciencias Políticas en Universidad de Florencia en 1937. Durante la II Guerra Mundial se alistó se alistó en las Fuerzas Aéreas italianas, además de frecuentar los círculos más cercanos de Mussolini entre bombardeo y bombardeo.
Pucci, que tenía intención de dedicarse a la política además del ocio y las fiestas de alto nivel, se cruzó con la moda esquiando en Zermatt (Suiza). Era el invierno de 1947. El marqués de Barsento practicaba su de porte favorito equipado con modelos de diseño propio. Por las mismas pistas se deslizaba la fotógrafa de moda Toni Frissell que entonces trabajaba para Harper’s Bazaar y le fascinó el atuendo de Pucci. Las fotos no tardaron en llegar y el éxito, tras su publicación en la revista, fue inmediato. Al año siguiente abrió su primera boutique en Capri.
Adictas a los tejidos esponjosos, las líneas fluidas, los diseños deslumbrantes y el glamour Pucci, figuras como Grace Kelly, María Callas, Marilyn Monroe, Audrey Hepburn, Sofía Loren o Jackeline Kennedy se encargaron de esparcir por el mundo las siluetas delicadas y elegantes del creador florentino. Ya en 1950, sus impresiones coloristas inspiradas en los mosaicos sicilianos y motivos africanos, brasileños o directamente importados desde India sobre tejidos vaporosos, casi ingrávidos y a prueba de arrugas, le valieron la calificación de “el príncipe de los estampados”. Su expansión en Estados Unidos lo consagró como tal.
El arte cinético y las geometrías, los colores brillantes y caleidoscópicos y las combinaciones exóticas de tonos mediterráneos se convirtieron en el sello distintivo del creador florentino que capturó a la perfección las tendencias y gustos de su sofisticada clientela femenina. Ellas fueron el primer foco de sus diseños elegantes y fluidos, alejados por completo de las líneas rígidas y estructuradas de sus coetáneos de la Alta Costura. Además, Pucci ofreció una visión total que cruzó las barreras de las pasarelas y el prêt-à-porter, extendiéndose a los complementos, los perfumes y el interiorismo.
Con cientos de imágenes, dibujos e instantáneas del archivo de la Fundación Emilio Pucci, la editorial Taschen reedita la historia del carismático creador y un linaje familiar que se remonta a la Italia del Renacimiento. El texto de Vanessa Friedman sitúa los logros de Emilio en el contexto de la historia de la moda y ofrece una visión de la notable dinastía Pucci.
Cada uno de los ejemplares de la edición en formato XL —36 x 36 cm, 5,45 kg, y 448 páginas— está encuadernado en tela con uno de los estampados originales de la colección de Emilio Pucci. Los pedidos se envían aleatoriamente, con una de las telas disponibles. La Edición de Arte, limitada a 120 copias numeradas y firmadas por Laudomia Pucci, incluye un pañuelo de seda vintage del archivo del diseñador.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4
-
5
-
6
-
7
-
8
-
9
-
10