Escribir es una maldición que salva, creía la genial Clarice Lispector. Una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
Y esto es verdad: cuando uno experimenta por fin el placer salvaje de plasmar sobre un cuaderno algo que contar, sabe que nunca dejará de hacerlo. Y es entonces cuando descubre el horror del propio acto, el deseo de hacerlo bien. Al menos, intentarlo. Y es entonces cuando conoce los días horribles. Días de encierro luchando contra un texto desafiante, sin redes, teléfonos ni correo electrónico. Momentos de furia y de tachones, de tragos alternos de agua y de fracaso. Y se acuerda uno de aquello que decía Ernesto Mallo es necesario aprender a leer y a fracasar. Y lee y se descalabra, hasta logar un resultado aceptable. Y entonces, vuelve a empezar.
El arte de escribir requiere tiempo y espacio. A veces, silencio; otras rock a todo trapo. Hacerlo a mano como Italo Calvino, de pie como Hemingway, borracho como Bukowski, despacio como Virginia Woolf y jamás en papel pautado, como afirmaba Juan Ramón Jiménez. Se escribe para llenar vacíos, derramar realidades, para sentir el furor de los sinónimos y los verbos. Pero por encima de todo, se escribe porque una vez contaminado por el virus de las palabras, ya no se quiere hacer otra cosa.
Igual que Lispector o Mallo, Borges, Cortázar, Hemingway o Flannery O’Connor son algunos de los autores que han reflexionado sobre el acto de escribir. Muchos de ellos lo asociaron con juego del acierto y el error; otros con sus fantasmas interiores, el sufrimiento o el desarraigo. Todos con la perseverancia, el trabajo y la disciplina. Porque un texto brillante no brota sólo del talento. Igual fue lo que le sucedió a Ezra Pound cuando dijo que el esmero es la única convicción del escritor. Y Raymond Carver se lo tomó tan en serio que lo clavó en la pared escrito en una de esa fichas de tres por cinco que tanto le inspiraban.
Para David Vicente (Madrid, 1974) el acto de escribir es inherente al de mirar. De ahí el título de su último libro, El arte de escribir recién publicado por la editorial Berenice. Se trata de un texto ameno, útil y práctico para todos aquellos que buscan acercarse a la escritura como forma de expresión y desean descubrir las herramientas que le ayuden a mejorarla. En él habla de la constancia y el esfuerzo como armas indispensables para construir un buen relato. Ofrece pistas, trucos y técnicas de escritura para crear personajes redondos, diálogos rítmicos, descripciones eficaces. Habla de puntos de vista, de tramas, de escenarios y léxico. Todo lo necesario para pulir y perfeccionar el estilo personal de cada uno.
David Vicente dirige e imparte cursos de escritura en la escuela creativa La Posada de Hojalata y colabora de manera asidua en revistas como Zenda, XL Semanal o Capakhine. Hasta el momento ha publicado dos novelas: Un pequeño paso para el hombre —seleccionada como uno de los cinco mejores debuts literarios del año 2012 por El Cultural del diario El Mundo— y Esto podría ser un gambito de dama, pero es una canción de amor; el libro de relatos El sonido de los sapos y la obra de teatro infantil, La hormiga que quiso ser persona. En el 2017 ha sido reconocido con el Premio Internacional de Novela Breve Ciudad de Barbastro por Isbrük, a punto de ver la luz.
Lo cierto es que no hay receta infalible; incluso es posible que ni siquiera exista receta. Así que, cuando le corroan las ganas contar una historia agarre libreta, lapicero o bolígrafo y salga a devorar la realidad. Corra a su librería a canibalizar una vez más las letras de los otros. De esos autores que le inocularon el veneno de la lectura. Nadie puede escribir sin haber leído. No se olvide de mirar. Mire con ojos de halcón, de psiquiatra, de psicópata o de paseante desocupado. Mire como si respirara, como si comiera, como si descubriera por primera vez el mundo. Luego escríbalo.
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El arte de escribir. David Vicente. Publicación: 22/09/2017. Páginas: 128. ISBN: 978-84-17044-93-0. Editorial Berenice. Colección: Manuales. PVP: 15,95 €