Alissa Zinóvievna Rosenbaum, Ayn Rand, nació en San Petersburgo en 1905. Creció y se educó en el seno de una familia culta y burguesa que le proporcionó una formación acorde a sus necesidades intelectuales. La niña Rosenbaum mostró a muy temprana edad aptitudes extraordinarias respecto a la literatura y la escritura. No sólo aprendió a leer por sí misma. A los nueve años, tras devorar toda la obra de Víctor Hugo, decidió que sería escritora de ficción. Sin embargo, su vida se trastocó con la Revolución Bolchevique.
En febrero de 1917, el parque Znamenskaya —situado frente su casa en San Petersburgo— fue ocupado el ejército rojo. Los revolucionarios confiscaron todos los bienes de la familia, incluidas la vivienda y la farmacia del padre. Los Rosenbaum huyeron, refugiándose en Crimea (uno de los pocos bastiones del ejército contrarrevolucionario). La experiencia marcó definitivamente el pensamiento de la jovencísima Alissa. A partir de entonces, su inquina natural hacia lo colectivo y el comunismo se transformó en un profundo desprecio. En cuanto tuvo la oportunidad viajó a EEUU (el país con el siempre soñó), se nacionalizó norteamericana y renegó de Rusia, “el lugar menos conveniente para una fanática del individualismo”. Así nació Ayn Rand.
Allí desempeñó trabajos de todo tipo, hasta que sus primeros textos —Los que vivimos e Himno— le permitieron vivir de la escritura. El éxito le llegó con El manantial y La rebelión de Atlas, su obra cumbre. En ellas, Rand desarrolló su propia filosofía, el Objetivismo, basada en su visión del hombre como “un ser heroico, con su propia felicidad como el propósito moral de su vida, con el logro productivo como su actividad más noble y la razón como único absoluto”. A través del objetivismo, Rand revive e integra el pensamiento aristotélico.
Después estableció los fundamentos teóricos de su filosofía en cuatro libros de no ficción: Introducción a la epistemología objetivista (1979), La virtud del egoísmo (1964), Capitalismo: el ideal desconocido (1966) y El manifiesto romántico (1969).
Hoy, su legado filosófico continúa influyendo poderosamente en el pensamiento conservador y libertario estadounidenses, aunque no tanto en el resto del mundo. Y es que choca radicalmente contra la cultura tradicional adquirida, cuestionando el eje misticismo-altruismo-colectivismo, sustituyéndolo por una filosofía basada en la razón y el egoísmo.
Editorial Deusto acaba de publicar la traducción revisada de La rebelión de Atlas. Se trata de la más reciente edición de la novela Rand, escrita en 1957. En ella Rand expone cómo el declive de la competencia empresarial, la desmoralización y la inercia del ciudadano común conducen de forma irremediable a la pobreza moral y material. Lo hace mediante una trama ficticia donde mezcla el thriller y la reflexión filosófica sobre las consecuencias del intervencionismo estatal. En un EEUU devastado por una profunda crisis económica y social, el gobierno de turno se empeña en constreñir la libertad individual: aumenta las regulaciones, el control de la actividad económica e impone el colectivismo. Ante ese panorama, un grupo de líderes empresariales (con Atlas a la cabeza) se esconde en las Montañas Rocosas para crear su propio paraíso económico al margen del nuevo orden.
A Ayn Rand la han llamado sectaria, racista, dogmática, antifeminista, radical... Sin embargo, no estaba dispuesta a hacer la más mínima concesión. Inmolarse en el altar de lo colectivo no entraba en sus planes de vida. Por ello insistió tanto en el bienestar individual, la afirmación del “yo” y el derecho inalienable a la propiedad privada.
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La rebelión de Atlas. Ayn Rand. Traducción: Domingo García. Deusto. Fecha de publicación: 14 de mayo 2019. ISBN: 978-84-234-3051-2