No es ninguna debutante en esto de las letras. Hammerklavier fue su primer libro y lo guardó en un cajón durante años. Un conjunto de relatos demasiado íntimos para ponerlos al alcance del mundo, pensaba entonces. Y se decantó por el teatro. Además de su gran pasión, un lugar misterioso, poco explorado por los autores contemporáneos que ella ha (re)colonizado con maestría. Fue así, a los pies del escenario de un teatro madrileño, donde descubrí a Yasmina Reza (París, 1959).
Acertó la escritora parisina en su elección por la escena. Premios como el Molière, el Laurence Olivier, el Theater Houte, el Tony y el Gran premio del teatro de la Academia Francesa (2000) avalan una trayectoria dramática nada desdeñable. Sin embargo el deseo de cultivar la narrativa no acabó en el fondo de un escritorio como aquel primer boceto autobiográfico que vio finalmente la luz en agosto del 97. A él le siguieron Une désolation (Una desolación), 1999; Adam Haberberg, 2003; Nulle part, (Ninguna parte) 2005; Dans la luge d'Arthur Schopenhauer (En el trineo de Schopenhauer), 2005; L'aube, le soir ou la nuit (El alba, la tarde o la noche), 2007 y Heureux les heureux (Felices los felices), 2013.
La han comparado, por su elegancia personal, con algún personaje de Scott Fitzgerald; por su lenguaje descarnado y su ácido sentido del humor, con Beckett; y con Emil Cioran por su universo pesimista. Pero no se confundan, la obra de Yasmina Reza no es en absoluto un espacio lúgubre donde la vida transcurre con tristeza. La cuestiona, claro. Y lo hace a bocajarro, convirtiendo la rutina en una especie de Kalashnikov con el que descarga ráfagas de vitalidad, ironía, reflexiones y crítica social.
Y es que para Reza, la tragedia no excluye la risa; al contrario, es el instrumento que le ayuda a comprender el mundo. De padre ruso-iraní y madre húngara, la autora de Arte se alimenta del humor para afrontar la existencia humana, la suya en particular. Sus letras se pueblan de matrimonios desmoronados, carreras interrumpidas, banalidades, soledades y desarraigos. También de arte, música, cultura y modales cosmopolitas. Al exclusivo ritmo de su intuición Yasmina Reza disecciona ese lugar profundamente misterioso que es la “civilización”. El conflicto, el hastío, el miedo, la melancolía son elementos recurrentes en el universo literario de una escritora mordaz y metafísica, minimalista en el lenguaje y poética en sus reflexiones.
Anagrama es la principal editora de su obra en español y de su última novela, Babilonia, Premio Renaudot 2016. Una tragicomedia feroz sobre las convenciones, las frivolidades contemporáneas, las debilidades humanas de todos los tiempos. También, y sobre todo, un tratado sobre la incertidumbre con tintes policíacos que da buena cuenta de la soledad, el paso del tiempo y la añoranza.
A veces hay que ir al teatro para encontrar al autor.