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Deambular por Vancouver en compañía de Fred Herzog

Fred Herzog es conocido por su inusual uso del color en los años cincuenta y sesenta, época en que la fotografía artística se asociaba casi exclusivamente con la imagen en blanco y negro.

Hay algo en la fotografía de Fred Herzog que me recuerda a la pintura de Edward Hopper. La melancolía, la soledad, los espacios vacíos, las calles despobladas. O casi. Pero sobre todo la luz. Esa luz pálida e intensa que ambos reflejan en sus respectivos trabajos. Intuitivo, sagaz, detallista, Herzog perseguía las escenas urbanas que después traducía en impresiones poéticas, vivas. Desde principios de los años cincuenta y durante más de cinco décadas, el fotógrafo dedicó su tiempo libre a deambular, a recorrer la ciudad escudriñando instantes al margen de la vorágine que engulle al resto de los mortales en su día a día.

Nacido en Stuttgart en 1930, Fred Herzog se traslada a Canadá en el año 52. A partir de entonces patrulla las calles de Vancouver, retratando la vida diaria de la gente normal. Atardeceres helados, suaves mañanas de primavera, neones y fiestas nocturnas. Nada escapa al ojo clínico del hombre que se rindió al color, al paseo errático y el riesgo. Si tomas solamente fotografías seguras, no has conseguido nada. Has de salir y hacer algo que nunca hayas hecho antes, afirmaba entonces. Por ello trabajaba casi siempre con película de diapositivas. Y en color. Todo un reto técnico para retratar el ritmo urbano en una época en que la fotografía artística se asociaba casi exclusivamente la imagen en blanco y negro. Sólo pioneros como Joel Meyerowitz, Jeff Merlmestein o Saul Leiter osaron hacerlo. Tal vez por eso sus obras, como la de Herzog, pasaron desapercibidas durante décadas.

Herzog no vendió ni una sola fotografía hasta los años 70. Pero fue en los 90, ya retirado, cuando las nuevas tecnologías le permitieron recuperar su extraordinario repertorio, obteniendo impresiones de pigmento coincidentes con el color y la intensidad de la diapositiva Kodachrome. Así, en 2007 y tras restaurar la mayor parte de su trabajo, la Vancouver Art Gallery le dedica la primera retrospectiva.

La editorial alemana Hatje Cantz revindica también el legado del fotógrafo canadiense con más de 230 imágenes inéditas reunidas en el monográfico, Fred Herzog. Modern Color. Con textos de David Campany y Hans-Michael Koetzle, el libro recorre el imaginario artístico del fotógrafo, fruto del paseo, la observación, la experimentación y una mirada precisa.

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Fred Herzog. Modern Color. David Campany, Hans-Michael Koetzle, Jeff Wall. ISBN 978-3-7757-4181-1.

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