Cuando descubrí a Cristina Fernández Cubas, aún no había recibido el Premio Nacional de Narrativa precisamente por ese primer libro suyo que cayó en mis manos. La habitación de Nona no es la ópera prima de esta escritora catalana, ya curtida en el arte de narrar. Sí una de mis incursiones iniciáticas en el complejo universo del relato. Lectora empedernida de novela y teatro —al margen de Chéjov y de algún que otro texto (corto) de Cortázar o García Márquez—, viví infinidad de años sumida en la más profunda ignorancia acerca de la narrativa reducida. En espacio, que no en dificultad. Ni en ingenio. Fue gracias a otra escritora, Alice Munro, que aprendí que el poder de una historia no radica en el tamaño, sino en la forma de contarla.
Las historias que cuenta Cristina Fernández Cubas parten de la realidad, cotidiana y reconocible. Una realidad donde permanece el tiempo imprescindible para observar, escrutar las grietas por las que se filtra la fantasía. Y, una vez hallado el pasadizo, colarse en esos otros lugares inquietantes, repletos de incógnitas relacionadas con la identidad, la memoria, la percepción. Su obra, elegante e intimista, nos introduce en parajes enigmáticos donde lo concreto se confunde (nos confunde) con fuerzas inexplicables, lo onírico con lo verosímil, el pasado con el futuro. Y es que el paso del tiempo es uno de los recursos que maneja con extraordinaria soltura. El otro es el silencio. Crucial y perturbador elemento literario que estira y encoje a su antojo.
Aunque autora de seis libros de relatos, dos novelas y una obra de teatro, no es una escritora prolífica. Sus publicaciones brotan tras largos periodos de silencio —el último, casi ocho años—, como los frutos tras el barbecho. Su imaginación, fértil, paciente, cultiva con esmero el uso del lenguaje. Como los ritmos, la intensidad de la trama, los diálogos. Hasta que da con el impulso preciso. Es entonces cuando florece la maestra del cuento en todo su esplendor.
Tras un mutismo literario sólo interrumpido por una novela sorprendente y bajo seudónimo, Fernández Cubas regresó en 2015 a su medio natural. Y vaya si lo hizo con fuerza. Galardonado también con el Premio Nacional de la Crítica 2015, La habitación de Nona recupera todo su imaginario narrativo. La escritora nos devuelve su singular universo literario a caballo entre la realidad y la ficción. Ese espacio intermedio donde todo es posible, incluso que alguien descubra la capacidad de mirar sin ver. Como sucede con uno de los personajes de El final de Barbro. El cuarto de los cuentos integrantes de esta recopilación de seis, que se abre con el relato que le da título. Aunque también encontramos una amalgama de recuerdos personales en La nueva vida, la infancia acapara el protagonismo de la mayoría de las historias. Ojo. Son relatos para adultos, muy alejados de la narrativa infantil.
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La habitación de Nona. Cristina Fernández Cubas. ISBN: 9788490660751. También disponible en versión Epub 2
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