La comparan con Hitler. La llaman "la feminista anti feminista". Le cuelgan sambenitos como si fuera una especie de reencarnación diabólica, negacionista y patriarcal. Y es que Camille Paglia no comulga con los postulados del feminismo moderno. Escribe un retrato bastante desfavorable del mismo. Y lo hace de manera irreverente, polémica y, sobre todo, muy incómoda para el llamado feminismo de género, el de la “tercera ola”. Según ella, “el problema del feminismo actual es que no representa a un amplísimo sector de las mujeres. Por eso se ha centrado en la ideología y en la retórica antimasculina en lugar de hacerlo en el análisis objetivo de los datos, de la psicología humana y el significado de la vida”.
Reivindica la inexistencia del patriarcado y las brechas salariales —"Las mujeres suelen elegir trabajos más flexibles para poder dedicarse a sus familias. También prefieren trabajos limpios, ordenados, seguros"—, esquiva el “buenismo”, detesta el "feísmo", aborrece el victimismo, ataca sin tapujos a todos aquellos que, cargados de buenas intenciones, infantilizan a las mujeres, protegiéndolas en exceso.
Camille Paglia es profesora de humanidades y de estudios de la comunicación en la University of the Arts de Filadelfia. Con su primer libro, Sexual Personae, publicado en España en 2001, revolucionó los estudios de género y la mirada feminista sobre la cultura popular. Atea, libertaria, abiertamente lesbiana —aunque critica el movimiento LGTB— y formada en Yale, siempre ha admirado a Susan Sontag, defendido los postulados de Simone de Beauvoir (considera El segundo sexo como uno de los mejores textos feministas) y se ha identificado plenamente con el feminismo de Amelia Earhart y Katharine Hepburn. Reclama la feminidad poderosa de Ava Gardner.
Estas mujeres tenían confianza en sí mismas y eran responsables de sus actos sin culpar a los demás de sus problemas, explica la autora de Feminismo pasado y presente recientemente publicado por Turner. Una obrita de menos de 100 páginas, traducida por Gabriela Bustelo, en la que arremete contra el pensamiento monolítico, el fascismo del feminismo contemporáneo, desata su lógica argumental contra autoras como Naomi Wolf o Diana Fuss, califica de chácharas perversas sus discursos y brama por una reforma intensiva de la educación. Pues ha llegado, según ella, el momento del cambio.
Enumera también —y argumenta— los dos elementos relevantes que, a su juicio, el feminismo excluye erróneamente: la belleza y la psicología. No entiende el problema existente contra la estética, lo bello, la armonía o el placer y trata de desmontar la teoría feminista que prescinde de Freud (por misógino, machista y sexista). “No hay que consentirle todo a Freud”, dice; sí redondearlo y no olvidarse de él. Y añade un tercer factor, la ética, cuando habla de violación.
Con Camille Paglia se puede estar de acuerdo en todo, en parte, sólo en algunos aspectos, en nada. Se puede incluso odiarla y ponerla de hoja de perejil, que es lo más habitual. Pero es indudable que leer su discurso resulta muy interesante. Fundamental, diría yo, para forman opinión personal sólida, para escapar de la prisión de los axiomas, del lloriqueo del victimismo, del veneno de los carnets, pues como ella escribe, ¿Quién decide, y con qué autoridad, lo que está o no está permitido pensar o decir sobre políticas de género? Venerada o vilipendiada, Paglia es un referente del movimiento feminista, una pensadora brillante que rompe con los dogmas, esgrimiendo argumentos muy críticos e inteligentes, furibundos, apasionados y muy molestos.
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Feminismo pasado y presente. Camille Paglia. Traducción: Gabriela Bustelo. ISBN: 978-84-17141-52-3. Turner