El cuervo y el halcón. Bertha Balestra
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Bertha Balestra y las voces del poder

En 'El cuervo y el halcón' Bertha Balestra se adentra en la historia de México a través de las dos figuras clave del país durante el siglo XIX: Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo.

En el año 1821, México se desprendía de los últimos vestigios de la dependencia española. No había resultado un trayecto sencillo. Once años de guerra, saqueos, crisis económica y desgobiernos sucesivos arrojaban un resultado desfavorable a la hora de iniciar esta nueva etapa. Aparte del empobrecimiento de la población, las controversias para alzarse con el poder en el incipiente Imperio Mexicano no se hicieron esperar. En El cuervo y el halcón, la escritora mexicana Bertha Balestra se adentra en las intrigas políticas del momento a través de las dos figuras clave en la historia del país durante el siglo XIX: Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo.

Balestra construye la novela sobre una base claramente histórica. Así lo ratifican los dos años de investigación previos a la escritura de la obra. Nombres, fechas, datos y lugares son absolutamente rigurosos. Las intrigas en las cortes europeas y el clima de zozobra política de México del XIX son los escenarios donde maduran estos dos hombres tan distintos, a quienes el destino y el deseo de poder, convierten en rivales. Pero la historia no escrita en los tratados, aquellos pasajes dedicados a los humildes, a los pastores y campesinos; aquellos destinados a resaltar las diferencias y similitudes de caracteres, de circunstancias, de sentimientos encontrados, de ambiciones, venganzas y emociones a flor de piel, forman parte de la ficción.

El título puede ser interpretado como una alusión a los respectivos linajes de los protagonistas. Así, el halcón símbolo de la estirpe de los Habsburgo —la casa de los halcones—, es también una alegoría de la personalidad idealista, cultivada y exquisita de Maximiliano. El cuervo, por su parte, alude tanto a la iconografía del santo, como a la personalidad oscura, inteligente y calculadora de Juárez.

Benito Juárez era un estadista visionario, inteligente y honesto. Un tipo íntegro que jamás se dejó comprar. Ni siquiera la gratitud hacia su mentor y padrino, Antonio Salanueva, logró desviarle de sus propósitos vitales. Juárez defendía sus ideas por encima de su integridad física, incluso de su vida. Virtud (o no) que le convirtió en un luchador inclemente. Resistió los embates de la Iglesia y los conservadores, se sobrepuso al maltrato infantil, a la prisión, a los dimes y diretes de sus adversarios y a lágrimas del amor. “Juárez se revistió de roca, explica la escritora, hasta que su imagen se volvió sagrada para algunos y odiosa para el resto”.

Fernando Maximiliano de Habsburgo, el tercero en la línea de sucesión del Imperio Austrohúngaro, fue un hombre cultivado, educado en la absoluta exquisitez de la Viena imperial. Su madre, Sofía Guillermina de Wittelsbach, que lo adoraba, tuvo mucho que ver en su inclinación natural hacia las artes y la música y las letras. Su inteligencia, su carácter cordial y sociable, además de su belleza física, facilitaba las relaciones a todos los niveles. Cuando llegó a México como emperador del territorio, se encontró con un imperio diezmado por las Leyes de Reforma instauradas por los gobiernos republicanos de Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez.

En ese contexto histórico tan complejo y contradictorio, la lucha por el poder estaba garantizada. Es precisamente el Poder quien toma las riendas de la narración. Pero no en forma de hombre, sino de mujer, convirtiéndose en una relatora omnisciente, vigorosa y enérgica. Nada escapa a sus maquinaciones y estratagemas en una trama donde todo aparece orquestado por ella. Así, a través de esa voz femenina manipuladora e implacable, la autora desgrana los destinos inexorables de ambos dirigentes, ofreciéndonos un fresco extraordinario de lo acontecido en el Segundo Imperio Mexicano.

Bertha Balestra nació en Ciudad de México en 1955. Se formó en la Universidad Iberoamericana en Historia socio-política de México antes de dedicarse de lleno a la escritura y la investigación histórica. Es autora de novelas, cuentos y libros sobre historia y tradiciones de Metepec, el “estado mágico” que la adoptó y donde vive desde 1985.