Él se ve a sí mismo con múltiples manos. Manos inquietas que pasan páginas y abrazan palabras, manos delicadas que sueñan y hablan de fantasía dibujando lugares fascinantes poblados de heroínas de ojos inmensos. Manos espléndidas que crean ambientes góticos y escenas oscilantes entre lo tétrico y lo romántico. Manos virtuosas que narran cuentos de hadas. Pero no aquéllos con los que dejábamos volar nuestra imaginación cuando éramos niños. O sí. Porque Benjamin Lacombe reinventa cada historia, cada personaje, cada espacio, tejiendo así un universo mágico donde el simbolismo alcanza su más alta expresión.
Desde Cerise Griotte –su primer gran proyecto, el de fin de su curso en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París que le abrió las puertas del éxito– hasta Swinging Chritmas, Notre Dame de Paris, las dos últimas obras del autor editadas por Edelvives, y Madama Buterfly –inspirado en la homónima célebre ópera de Puccini–, el genio de este brillante ilustrador ha dibujado fantasías y realidades soñadas, universos únicos absolutamente imaginados e ilustrado algunos clásicos inolvidables como los Cuentos macabros de Poe. Pocas adaptaciones, tres únicamente, pues Benjamin no suele aceptar trabajos por encargo. No porque no le guste el asunto –al contrario, adora transformar las palabras en imágenes– sino porque, según asegura él mismo, es “muy malo para los encargos”.
Pero yo no me lo creo. No hay más que abrir al azar cualquier página de la espectacular edición ilustrada de Nuestra Señora de París – una magnífica versión cuyo proceso creativo le ha llevado casi tres años de intenso trabajo–, la joya de Victor Hugo que el joven ilustrador ha convertido en una doble obra maestra, para comprobar la maestría, la delicadeza, la sutilidad, la genialidad de este joven artista nacido en París en 1982.
Y no sólo éstos. Más de una veintena de libros traducidos a varios idiomas avalan la enorme expresividad creativa de un autor en constante evolución, muchas veces considerado como un artista orientado hacia el público infantil. Sin embargo gran parte su obra encaja mucho mejor en el mundo adulto, pues refleja situaciones reales no tan idílicas, bastante más duras y con finales no tan felices como en los cuentos, además de tratar algunos temas controvertidos como el maltrato infantil, (La niña silencio), el feminismo o la homosexualidad.
Ahora bien, para ahondar en el verdadero universo de Lacombe nada como sus Memories. Uno de los últimos proyectos del autor que trata precisamente de eso, de sus “memorias”, de sus recuerdos, de los amigos que han inspirado tantos de sus personajes, de su música, de sus perros (primero Virgile y ahora Lisbeth), de su taller en París… Sentimientos, emociones, inquietudes… Una especie de diario íntimo que descubre el lado más personal del autor.
Un delicioso paseo, en fin, por la ilustración literaria y de la mano de uno de los artistas más admirados –¡no es de extrañar!–, jóvenes y prolíficos de la actualidad es, desde luego, una invitación imposible de declinar. La excusa perfecta para acercarse a cualquier librería durante este fin de semana. Sólo tendrás un problema: vas querer todos sus libros.
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