Valeria es una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, quien le lleva 30 años. Ambos viven en un pueblito del estado de la Iowa rural. Valeria y Tom son los principales protagonistas de El mapa de los afectos, la primera novela de la escritora Ana Merino y ganadora del Premio Nadal 2020. Pero no son los únicos que pueblan el escenario del relato. Por allí también pulula Lilian. Hasta que desaparece sin motivo mientras su marido está en la otra punta del mundo. Y Greg, un personaje controvertido, adicto al sexo, a quien pillan infraganti en el club de alterne que frecuenta.
Porque esta novela no se nutre de una única trama, sino de una urdimbre tejida de historias comunes, pinceladas intimistas y soledades personales en diferentes tiempos. El libro cubre un arco temporal de quince años (de 2004 a 2019) y, como bien indica el título, va dibujando un mapa de las emociones humanas. Lo hace de manera coral, a través de las voces de los diferentes personajes, de sus vivencias cotidianas y sus sentimientos. En sus páginas caben sueños, preocupaciones, temores y obsesiones; relaciones familiares y laborales; pero también misterio e intrigas: un asesinato sin resolver, una violación, reflexiones periodísticas respecto al cambio climático…
La prosa de Ana Merino es sucinta y muy emocional, refleja en todo momento su condición de poeta, género que más ha cultivado. De hecho, aparte de su producción teatral y algunos ensayos, se estrenó en la narrativa con El mapa de los afectos. Merino comenzó a escribir joven, principalmente poesía, con bastante éxito desde sus primeras publicaciones. Con el poemario Preparativos para un viaje ganó el Premio Adonáis de Poesía en 1994. Ese mismo año se trasladó a Estados Unidos a terminar su formación universitaria en en Historia Moderna y Contemporánea. En la universidad de Iowa fundó un máster de escritura creativa en español que dirigió hasta 2018.
La autora afirma creer en la bondad tanto como en la literatura. Por ello sus personajes son buenos; por ello, imagino, su escritura es suave, escogida. No suelta palabras al azar ni expresiones rimbombantes. Al contrario, cada frase es una estrofa cuidada y elegante que desliza con soltura sobre el pentagrama del texto. Es un hilo de sentimientos que teje una tela de araña exquisita.
También las intuiciones juegan un importante papel en su prosa. Ella, poeta por naturaleza y por devoción, no puede eludir el influjo de los versos ni tampoco el de sus referentes literarios: Cervantes, Quevedo, Santa Teresa de Jesús, Galdós o Delibes. En la base de este libro se sitúa la figura de Edgar Lee Masters y es joya de la narrativa norteamericana —Antología de Spoon River— creada a partir de epitafios imaginarios.
El mapa de los afectos (Destino) persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo, indica la propia editorial.