No. No puedo. No sé. No sé cómo. No lo sé. No se me ocurre de que manera. No me atrevo. No encuentro el modo. No tengo ni idea. No se me da bien. No es lo mío. No lo entiendo. No soy capaz. No soy bueno. No me sale. Los hay mejores. Qué sé yo. Me da miedo. Cualquiera lo haría mejor. Me voy a equivocar. Lo voy a hacer mal. Está mal. Es un error. No es cosa mía. No se puede. No es posible. No hay manera. Ni idea. Es complicado. Es difícil. Demasiado difícil. Imposible. Es así. Siempre ha sido así. No quiero. No preguntes. No me da la gana. No me importa. No me interesa. Ni idea. Vete tú a saber. Y yo qué sé. A mi qué me preguntas. A mi qué. Eso no es cosa mía. Yo soy así. Es que él es así. Las cosas como son. Las cosas son como son. Qué le vamos a hacer. No preguntes. Porque lo digo yo. Porque lo ha dicho Pérez. Porque siempre lo hemos hecho así. Porque es así y punto. Porque si. Haz lo que te digo. Hazlo como te digo. Es que no me sale. Es que no sé. Es que no puedo. Es que...
... y un inexplicable listado de excusas y maneras (nuestras todas) para limitar, apocar, amedrentar, amilanar, inhibir, impedir, reprimir, contener y en definitiva evitar al hombre. Peligrosas todas. Inútiles. Ejemplos de la contradicción del ser, de su estúpida capacidad de negación de sí mismo, negación de su infinita capacidad de poder. Irritante estupidez. Lastre inútil. Asumir es siempre una derrota.
Puedo. Luego se puede. Luego podemos. Crea. Vive. Life looks good.