El editorial de este lunes estaba escrito, no aquí, no por mi, lo estaba en el blog de un amigo al que quiero, al que queremos, al que admiramos, y al que por muchas razones le estamos infinítamente agradecidos en loff.it: Melchor Miralles.
Aún orgullosos como estamos de nuestro Manifesto, la verdad es que no podemos aportar nada más nada mejor a sus palabras, la mejor descripción de loff.it, su mejor carta de presentación, lo mejor que a nuestro parecer se podría haber dicho sobre este proyecto. Y es que qué mejor bon vivant que Melchor para plasmar una forma de habitar el mundo, de vivir...
"... un derroche de cariño hacia las cosas hechas con el corazón y con la cabeza, hacia los detalles, hacia la excelencia, hacia lo elegante, hacia lo sofisticado sin remilgos y sin tentaciones de exquisitez hortera de nuevo rico (...) es una declaración de amor a la estética, a la belleza, al arte, al talento, a la creatividad, a los sueños, a la cultura." leer »
Nuestro agradecimiento es mucho, por su apoyo y su incondicional cariño, más aún que el propio cariño y admiración que personalmente le profeso. Y habéis de saber que si alguien representa en su persona todos los principios de loff.it, ése no soy yo, ése es indudablemente Melchor.
Y amigos donde los haya, este editorial ha de servirme personalmente para dar otro agradecimiento a dos personas que han hecho posible también que hoy, ante vosotros, tengáis loff.it. Marta Montoro, que escribió para loff.it en desarrollo y en los primeros días unos cuantos temas, bastantes, que sirvieron para que un viernes cualquiera de abril pudiéramos ver la luz con suficiente contenido. Y a Alicia Touzón, sobre todo a Alicia, mi buena amiga, sin cuya emoción y esfuerzo personal, escribiendo, si, y recopilando, clasificando material, enseñándome unas cuantas cosas y entregando mucho de su tiempo y de sus ilusiones, no hubiera acabado de dar el paso para poner en marcha loff.it, hoy también muy suyo.