Hay días en que uno desearía ser como César Cabo, controlador aéreo. Por la experiencia. Hay días en que desea uno tener esa visión espacial de película que se les supone a los controladores para colocar todos los aviones en línea y en orden, a distancia suficiente entre ellos para que aterricen y se aparten, para verlos a sus alturas en procesión descendente, parsimoniosa, tranquila, y una vez encaminada la ristra de mecánicas, relajarse y ver como poco a poco van tomando tierra, echándose a un lado y dejando el cielo libre para el siguiente, obedientes, previsibles.
Hay días en que las cosas se amontonan, los segundos, las minutos, se agotan a medias, las horas mienten más que nunca en fuga y al toque de bocinazo del Un, Dos, Tres se van cumpliendo los plazos de todo lo que se ha terminar, o de lo que se ha de hacer o lo que se espera de uno. No voy más lento yo, no, que voy a contratiempo, que es otro modo de vivir los días nadar contra las agujas.
Y en estos días así, mientras cada cosa que se ha de cerrar -los originales a imprenta, ese script, la corrección de la diferencia horaria del GMT, la llamada de control, el presupuesto, esos papeles que hay que enviar, las publicaciones, las notificaciones, las versiones de color en ese manual de identidad corporativa, la respuesta a una consulta urgente, a otra, las llamadas, la reunión, la persecución de un dato, las definiciones de un proyecto....- da vueltas sobre tu testa con su ensordecedor ruido de turbinas, todo sale, va saliendo, antes o después, de algún modo y a ser posible del mejor, pero he de reconocer que a estos mis 'magníficos' cuarenta sienta un día como hoy ese estrés de los treinta, no me agrada especialmente a no ser porque en definitiva hoy es de esos días en los que al sueño se llega con la satisfacción de que todo está ya en vuelo o en el hangar a resguardo y uno ha hecho lo que debía, como mejor ha podido. Y se siente uno especialmente satisfecho cuando todo ordenado, organizado, en marcha, puede sentarse a escribir y decirse "Hay días en que uno desearía ser como César Cabo, controlador aéreo...".
Y ahora ponte y escribe este editorial, que, como siempre, llegas por los pelos.
Life looks good.